OSLO/ESBJERG, Dinamarca, 2 jun (Reuters) - Los países del norte de Europa están debatiendo planes para crear una red eléctrica común bajo el mar del Norte que conecte sus futuros parques eólicos marinos, en un intento de reforzar la seguridad energética de la región, si bien la ambiciosa propuesta se enfrenta a problemas de financiación y regulación.

Los países europeos se han comprometido a construir una cantidad vertiginosa de parques eólicos marinos, en parte por la necesidad de reducir su fuerte dependencia del petróleo y el gas rusos tras la invasión de Ucrania.

"Cuanto más interdependientes seamos en Europa, más independientes seremos de Rusia", dijo la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, durante una visita en mayo al puerto danés de Esbjerg, utilizado por los principales fabricantes de aerogeneradores de Europa, Vestas y Siemens Gamesa.

"Todos sabemos que la generación de energía verde es estupenda. Pero si realmente se quiere utilizar, se necesita una red y ahí tenemos que dar un paso adelante", dijo.

Sin embargo, no está claro cómo se pueden intercambiar enormes cantidades de energía verde a través de las fronteras sin saturar las ya sobrecargadas redes terrestres o crear una maraña de cables en el fondo del mar.

Una idea que se está estudiando son las redes en alta mar, con nuevos parques eólicos conectados a complejos o "islas energéticas", conectados a su vez por cables de interconexión que abastecen a varios mercados europeos en lugar de a uno solo.

La empresa danesa Energinet ya está estudiando la posibilidad de conectar dos islas energéticas en la parte danesa del mar del Norte y del Báltico con Alemania y Bélgica.

También se están manteniendo conversaciones con Noruega, Países Bajos y Alemania sobre futuros proyectos, dijo Hanne Storm Edlefsen, responsable del desarrollo de las islas energéticas en Energinet.

PARQUES EÓLICOS CONJUNTOS

Dinamarca, Países Bajos, Alemania y Bélgica anunciaron a mediados de mayo sus planes de construir 150 gigavatios (GW) de capacidad de generación eólica marina para 2050, frente a los 15 GW actuales, lo que supone multiplicar por 10 su capacidad.

"Lo que es completamente nuevo es que consideramos que la construcción de energías renovables es algo que se hace mejor de forma conjunta", declaró a Reuters el ministro danés de Clima y Energía, Dan Jorgensen.

Una red en el mar del Norte ahorra dinero y ayuda a gestionar la volatilidad de la producción, ya que la producción eólica varía según el lugar, pero suele seguir un patrón predecible, según dijo Chris Peeters, director general del operador de la red de transmisión belga Elia.

"Muchos de los fenómenos meteorológicos, como el viento, tienden a viajar por Europa: se los ve pasar del mar de Irlanda al mar del Norte y hacia el Báltico", dijo a Reuters.

Un complejo energético marino también permite que la energía eólica producida permanezca en alta mar hasta que la necesiten los consumidores en tierra.

"Tenemos esta isla, que recoge el viento a su alrededor y lo lleva a la costa, o lo lleva a otro complejo que lo lleva a la costa en el país que tiene la demanda en ese momento", dijo Peeters.

Así se evita la sobrecarga de la red en tierra, un problema habitual en Alemania, que acostumbra pagar a los productores eólicos daneses para que apaguen sus aerogeneradores durante un tiempo, con el fin de limitar las importaciones y evitar la sobrecarga de su red.

¿QUIÉN PAGARÁ?

Aun así, la creación de una red de malla tardará al menos una década en construirse y probablemente costará más de mil millones de dólares, según dijeron a Reuters fuentes del sector.

Hasta ahora hay un cable híbrido en funcionamiento en Europa, que conecta varios parques eólicos del mar Báltico con Dinamarca y Alemania, operado por Energinet y el operador de red alemán 50Hertz, del que Elia posee el 80%.

Los proyectos híbridos combinan elementos de generación y transmisión y conectan dos o más mercados, mientras que los parques eólicos marinos existentes han enviado tradicionalmente su energía a tierra a través de cables individuales a un solo país.

Tampoco está claro quién será potencial inversor y desarrollará estos proyectos, que implican a varios países y, en algunos casos, incluyen a Reino Unido, que no es miembro de la Unión Europea.

"El gran problema es que todas las partes deben tener el incentivo de sumarse al desarrollo de los proyectos híbridos y actualmente no es así", dijo Ulrik Stridsbaek, jefe de asuntos regulatorios de la danesa Orsted.

La normativa actual no permite el necesario reparto de costes e ingresos que incentivaría a todas las partes a invertir, dijo.

A pesar de ello, Orsted, que ha construido aproximadamente una cuarta parte de los parques eólicos marinos del mundo, considera que los proyectos híbridos son cruciales para liberar el potencial futuro de la energía eólica marina.

"Creemos que los híbridos pueden suponer un gran ahorro de tiempo, dinero y molestias", dijo Stridsbaek a Reuters.

NO ES COMPLICADO

Se han planificado varios interconectores híbridos más en toda Europa, pero el principal obstáculo es la falta de un marco regulador europeo claro, según Giles Dickson, director del grupo de presión del sector WindEurope.

"No tiene sentido seguir construyendo la energía eólica marina hasta alcanzar los enormes volúmenes a los que se comprometen ahora los Estados, si se intenta hacerlo sólo a través de conexiones de red radial punto a punto", dijo a Reuters.

Sin embargo, estas conexiones pueden ser la solución a corto plazo, ya que Europa busca un rápido aumento de su capacidad eólica marina para sustituir a los combustibles fósiles rusos, dijo Soeren Lassen, investigador de Wood Mackenzie.

"No estoy seguro de que la red de malla sea la solución a corto plazo en la década de 2020", dijo a Reuters.

Los obstáculos legales siguen existiendo y se corre el riesgo de que se produzcan retrasos, añadió Lassen.

Dickson, de WindEurope, sostiene que no es necesario que haya un retraso si la Comisión Europea dice cómo podría ser la regulación.

"Puede hacerse muy rápidamente si hay voluntad política", dijo. "No es complicado".

(Información de Nora Buli en Oslo y Stine Jacobsen en Esbjerg; edición de Gwladys Fouche y Emelia Sithoe-Matarise; traducción de Darío Fernández)