Durante un tiempo, el mercado asignó a Rémy Cointreau un múltiplo de valoración digno del sector del lujo, pero esta tendencia se ha invertido desde entonces. En la misma línea, MarketScreener mantuvo en su día las acciones del grupo en su cartera europea, antes de que el equipo de gestión cambiara de opinión.

La razón era que la moda del coñac -que, para sorpresa de muchos, es tan popular entre los seguidores afroamericanos del hip-hop como entre los ricos hombres de negocios chinos- iba a disiparse en cualquier momento, al menos en parte.

El resultado sería ciertamente desafortunado para un grupo cuyas dos terceras partes de las ventas consolidadas dependen de las ventas del preciado licor, y Asia y Norteamérica juntas siguen representando las nueve décimas partes de las ventas del segmento.

Si adoptamos una perspectiva a largo plazo (en este caso, el último ciclo de diez años, 2015-2024) las ventas de Rémy Cointreau están tratando de romper un techo de cristal y el crecimiento sigue siendo anémico en general. Ajustado a la inflación, sería incluso negativo, a pesar de la breve distorsión observada durante la pandemia.

En lugar de hacer sonar las alarmas, MarketScreener reconoce que el control de costes ha seguido siendo riguroso y que el grupo ha sabido repercutir hábilmente las subidas de precios. Prueba de ello es que su margen bruto ha mejorado a lo largo del ciclo, lo que contrasta claramente con el estancamiento observado en empresas homólogas como Campari y Pernod Ricard. Sobre este tema, véase Davide Campari-Milano N.V.: Sentido de la oportunidad.

Nuestro eterno recelo con Rémy Cointreau proviene de la dificultad de conciliar sus resultados contables con los flujos de tesorería. A lo largo del ciclo, el grupo genera un beneficio contable total de 1.600 millones EUR, pero un flujo de caja libre acumulado de solo 640 millones EUR; esto se debe a que gran parte del beneficio procede de la revalorización de las acciones.

Como Rémy Cointreau devolvió 1.100 millones EUR a sus accionistas durante el periodo -dos tercios distribuidos en dividendos, el tercio restante en recompra de acciones a valoraciones no siempre atractivas-, requirió entretanto endeudarse más y echar mano de la tesorería. Nada dramático, por supuesto, pero habríamos deseado un modelo de negocio más virtuoso.

Sea como fuere, y para concluir con una nota positiva, la estrategia de "premiumización", aunque a menudo carece de fundamento, ha sido un factor estabilizador innegable, incluso diríamos que un acierto. De hecho, ha permitido al grupo contener los daños.

En cuanto a su valoración, actualmente cotiza a algo menos de quince veces el beneficio de explotación, es decir, en torno a su mínimo histórico; por debajo de su media a largo plazo de veinte veces el beneficio de explotación; y muy lejos de los múltiplos de treinta veces el beneficio de explotación superados durante la euforia especulativa de la pandemia.

Los amantes del coñac que estén dispuestos a apostar por una remontada y a ignorar tanto la situación económica como los acontecimientos actuales encontrarán sin duda un punto de entrada inicial ideal.