Robinhood ha recuperado el favor del mercado. Tras su meteórico crecimiento entre 2017 y 2021 -periodo en que multiplicó por seis el número de sus clientes hasta alcanzar los 23 millones de cuentas activas-, la burbuja de la intermediación financiera sufrió un pinchazo repentino y se enfrentó a un éxodo inicial de su clientela.
Este año se ha recuperado más que bien, con tres trimestres seguidos muy rentables y un aumento del número de cuentas de clientes hasta los 25 millones.
Los cínicos se apresurarán a señalar que esta felicidad está directamente correlacionada con el renovado interés del público por la especulación de riesgo. El fortísimo crecimiento del último trimestre -con un aumento de las ventas del 36% respecto al año pasado- se vio impulsado por los espectaculares aumentos de volumen en opciones y criptodivisas.
A pesar de -o debido a- las elecciones presidenciales en Estados Unidos, los estadounidenses han recuperado la fiebre por las apuestas que periódicamente les afecta de una forma tan desmedida: el volumen de opciones negociadas por Robinhood ha aumentado un 47% con respecto al año pasado, y el de criptodivisas un 112%.
Esta evolución ya se refleja en la valoración de mercado del bróker, que se ha triplicado en el espacio de doce meses al mismo tiempo que sus comisiones de intermediación se han disparado. A 46 veces sus beneficios previstos para este año, la señal es clara: con razón o sin ella, el mercado apuesta por que Robinhood será capaz de mantener su ritmo de crecimiento de los últimos meses.
Sin embargo, no hay nada menos cierto, ya que está claro que el modelo de casino de opciones y criptomonedas que se recalienta de vez en cuando pronto encontrará sus límites. También es cierto que la base de clientes de Robinhood es mucho menos estable -y menos acomodada- que la de sus competidores Interactive Brokers, Fidelity, Charles Schwab o E-Trade.
Esta es, sin duda, la razón por la que su fundador, Vlad Tenev, ha prometido diversificar su oferta en todas las direcciones, especialmente hacia las tarjetas de crédito y los productos de ahorro. Pero esto es más fácil de decir que de hacer, pues se topará con la competencia directa de establecimientos mucho mejor establecidos -y, a priori, más respetables- que el suyo, cuya imagen sigue siendo, con razón, escandalosa.
También existe el riesgo de que el regulador adopte una línea más dura. Después de Binance y Coinbase, la SEC ha advertido de que tiene a Robinhood en el punto de mira. Aunque Robinhood se sienta reconfortada por la inesperada ganancia que se ha embolsado en los últimos meses, todavía está esperando por dónde le van a venir los golpes.
Los analistas de MarketScreener creen que la actual fiebre especulativa -una vez más fuera de control- está enturbiando la cuestión, y que los actuales niveles de rentabilidad de Robinhood son insostenibles. Los miembros del equipo directivo del bróker parecen pensar lo mismo, ya que se apresuran a deshacerse en el mercado de las acciones que generosamente reciben como opciones sobre acciones.