Aunque cada uno de los segmentos del conglomerado evoluciona con características atractivas (oligopolios, barreras de entrada insuperables, ingresos recurrentes procedentes de piezas de recambio y mantenimiento, I+D financiada en parte por el gobierno federal estadounidense, etc.), no está claro que su estructura compleja y, por tanto, diversificada sea óptima en términos de rendimiento económico.

En este sentido, su posicionamiento contrasta con el adoptado por Lockheed, Northrop Grumman o General Dynamics. La fusión no ha estado exenta de fricciones: en 2023, un fallo de diseño en sus motores costó a Pratt & Whitney 2.900 millones USD; este año, Raytheon ha sido multada con 950 millones USD por prácticas comerciales dudosas en Qatar.

En términos de volumen de negocio, sin embargo, el año pasado fue un año récord para RTX. Sus ventas se acercaron a los 81.000 millones USD, frente a una media de 64.000 millones en los tres años anteriores, es decir, en términos comparables desde la fusión. El beneficio en efectivo (o flujo de caja libre) alcanzó los 4.100 millones USD, por debajo de su media de cuatro años de 4.600 millones.

La dirección ha prometido aumentarlo a 7.000 o incluso 7.500 millones el año que viene. MarketScreener advierte que al menos 1.500 millones de esta cuantía procederán de una ganancia excepcional vinculada a un litigio resuelto a favor de RTX; queda por ver si la ganancia de 2.300 millones vinculada al crecimiento del negocio será sostenible en el tiempo.

En cualquier caso, por primera vez desde la fusión, el conglomerado devuelve a sus accionistas menos capital que el flujo de caja libre que genera. De hecho, para "vender" la ambiciosa operación, se había comprometido a distribuir al menos 35.000 millones USD entre 2020 y 2025.

En su momento, acogimos estas promesas con reservas, ya que el patético ejemplo de Boeing servía de aviso. Sobre todo porque la mayor parte del capital devuelto actualmente a los accionistas ha sido en forma de recompras de acciones, que, al parecer, se hicieron a múltiplos de valoración bastante elevados, como en el caso de Boeing.

El hecho es que 2024 fue un buen año. Los presupuestos de defensa siguen en máximos históricos, gracias a la guerra de Ucrania, al aumento de los presupuestos de la OTAN y al mantenimiento de los pedidos de las monarquías de Oriente Próximo. Al igual que su rival GE, Pratt & Whitney se beneficia de un clima económico ideal, al igual que Collins, cuyos mercados son sin duda los más estables de los tres segmentos.

Al igual que los demás grupos de defensa estadounidenses, RTX anticipa con aprensión (y, sin duda, destina presupuestos colosales a influir en los políticos) las medidas aduaneras de represalia propuestas por Donald Trump. Irónicamente, el conglomerado y sus 15.000 proveedores dependen en gran medida de China para sus suministros de bajo coste.