-30,7%. Esa es la variación de la acción de Saia al cierre de la sesión del viernes en Nueva York. La caída supera ya el 60% desde los máximos históricos alcanzados el pasado mes de noviembre.
La causa son las cifras del primer trimestre, que están muy lejos de las expectativas de los analistas. El beneficio por acción se sitúa así en 1,86 USD. El consenso, estimado por FactSet, esperaba 2,76 USD. La facturación se situó en 787,6 millones USD, muy por debajo de los 812,8 millones previstos. Estas cifras son aún más decepcionantes si se tiene en cuenta que los analistas ya habían revisado a la baja sus expectativas en las últimas semanas.
Las razones de este mal resultado financiero son múltiples. En primer lugar, el mercado se ha ralentizado. Saia tuvo un 2023 muy prolífico tras la quiebra de Yellow Corp, que le permitió recuperar 28 terminales a buen precio. El año pasado, el grupo se ocupó de la integración de estos centros y la reubicación de otras terminales. Sin embargo, la clientela se muestra ahora a la espera ante los posibles estragos en la economía estadounidense de la guerra comercial.
Por otra parte, Saia debe hacer frente ahora a costes adicionales por el aumento de la capacidad del 25 al 30% en los últimos meses.
También existe la preocupación por la carga de los intereses, que ha lastrado considerablemente el beneficio por acción. De hecho, la deuda ha aumentado en 200 millones USD a raíz de las adquisiciones. El nivel actual de los tipos de interés no juega, evidentemente, a favor de la empresa.
Por último, la compañía se enfrentó a unas condiciones meteorológicas invernales más adversas de lo habitual. Esto requirió más personal y equipos para compensar los retrasos y las paradas en diversas instalaciones afectadas.
En cuanto al futuro, los inversores se han mostrado alarmados por el discurso pesimista de los directivos de la empresa. El director financiero, Matt Battesh, estima que, en este momento, Saia "no ve ninguna señal que indique que la estacionalidad ha vuelto". Esta situación es aún peor si se tiene en cuenta que Saia tiene poco margen de maniobra a la hora de fijar precios. Si estos aumentan, los clientes se decantarán por otras opciones.
Aunque especialmente duras y sorprendentes este trimestre, las dificultades de Saia no son un caso aislado. El proteccionismo de Estados Unidos está afectando a todo el sector de la logística. Este clima contribuye a aumentar la volatilidad de las tarifas de transporte, a complicar las previsiones de beneficios —y, por tanto, la visibilidad— y a reducir la demanda. FedEx lo pagó caro cuando publicó las cifras del tercer trimestre de su ejercicio fiscal, hace poco más de un mes. El líder norteamericano señaló las posibles consecuencias de una guerra comercial sobre la actividad y prevé un año de contracción. Por su parte, Old Dominion, segundo actor del mercado LTL, publicó unas cuentas positivas la semana pasada. Los analistas habían anticipado ampliamente una normalización de los resultados, de modo que incluso han sido ligeramente mejores de lo previsto.
El contexto logístico, uno de los principales barómetros de la economía estadounidense, seguirá tenso en los próximos meses. Los efectos de la política de Donald Trump son especialmente difíciles de anticipar. Se suman a un contexto ya difícil, marcado por una normalización tras años de excepcional recuperación tras la pandemia.
