El mayor productor mundial de turbinas marinas ha emitido una serie de advertencias de beneficios mientras lucha por limar los complejos procedimientos internos en la producción de una nueva turbina terrestre, la 5.X, acumulando presión sobre un modelo de negocio ya cuestionado por el aumento de los costes de materias primas como el acero.

"Lo más importante para nosotros es estabilizar el proyecto 5.X", dijo a Reuters el consejero delegado de Siemens Gamesa, Jochen Eickholt. "Nos hemos fijado un objetivo para el final del año natural, y eso va por buen camino".

No obstante, añadió: "sigue siendo un reto".

A pesar de la fuerte demanda de la tecnología que transformará las economías del mundo para que funcionen con fuentes de energía renovables como el viento y el sol, los fabricantes de turbinas han tenido dificultades para obtener beneficios.

Ya en 2017, algunos gobiernos empezaron a eliminar las generosas tarifas en favor de las subastas competitivas, dejando a los fabricantes de turbinas expuestos a los desbocados costes logísticos y de los metales, a los derechos de importación por motivos políticos y a las secuelas de la COVID-19 y de la invasión rusa de Ucrania.

La competencia de los nuevos participantes, en particular las empresas chinas, también ha presionado a Siemens Gamesa, especialmente en mercados como Brasil e India, dijo Eickholt.

Eickholt dijo que entre el 10 y el 15% de los 100 proyectos onerosos relacionados con el 5.X se extenderían hasta 2024.

Los problemas de Siemens Gamesa llevaron a su empresa matriz, Siemens Energy, a lanzar en mayo una oferta por el tercio de las participaciones del grupo de turbinas que aún no posee y a llevárselo al sector privado para recuperarlo.

La operación está pendiente de la aprobación final del regulador del mercado en Madrid, donde Siemens Gamesa cotizó en 2017.

Mientras tanto, Siemens Gamesa ha entablado duras discusiones con los clientes para elevar los precios de venta, con cierto éxito, dijo Eickholt.

"Estamos haciendo... un progreso difícil, paso a paso", dijo Eickholt. El comercio de los últimos tres meses ha sido "más o menos sólido. No demasiado bueno, pero tampoco demasiado malo", añadió.