Sika logró un récord de ventas en 2024, a pesar de la difícil coyuntura económica a la que no ha sido inmune: el crecimiento orgánico será anémico, e incluso algo negativo a tipos de cambio reales, mientras que el crecimiento de las ventas en las regiones EMEA y Asia-Pacífico será muy inferior al de 2023.
La receta del éxito de Sika reside en su maestría para realizar una adquisición rentable tras otra. En los últimos doce meses, ha adquirido Kwik Bond, un fabricante estadounidense de sistemas de polímeros para la rehabilitación de puentes y los fabricantes de hormigón Vinaldom, en la República Dominicana, y Chema, en Perú, cada uno con su propia gama de productos especializados.
Con un uso controlado del apalancamiento, el rendimiento de los fondos propios de Sika -a menudo por encima del 20%- supera con creces el de todos sus homólogos, como Saint-Gobain, CRH y Vulcan. En el último decenio, el capital invertido por la empresa suiza en crecimiento externo ha producido rentabilidades de dos dígitos.
Todo esto es de sobra conocido -incluso por la Fundación Bill y Melinda Gates, dueña del 8% del capital- y es probable que continúe, ya que el sector de los materiales de construcción sigue estando muy fragmentado. Tras la megadquisición de MBCC en 2023 y las tres operaciones menores de 2024, Sika afirma controlar el 11% de la cuota de mercado, por lo que aún le queda terreno por conquistar.
Sin embargo, en los próximos cinco años el crecimiento no será tan constante como en los cinco anteriores. El grupo pretende compensar esta ralentización -debida al efecto masa- ampliando sus márgenes y promete un aumento "desproporcionado" de su resultado de explotación antes de inversiones a partir del año próximo.
¿Será bien recibido este mensaje por los inversores, cuyas expectativas han sido siempre muy elevadas? En cualquier caso, en los últimos trimestres parecen haber adoptado una postura más prudente. Sika, que debería generar un EBITDA de 2.400 millones CHF en 2025, tiene un valor de empresa de 40.000 millones.
Este múltiplo de 17 veces el beneficio de explotación antes de gastos de capital está más cerca de los mínimos históricos de valoración de 14 veces el EBITDA, alcanzados, por ejemplo, al comienzo mismo de la pandemia, que de la media histórica de 23 veces/EBITDA, sesgada, si bien es cierto, por las distorsiones especulativas observadas al año siguiente.
Pero lo cierto es que, gracias a que el 40% de sus ventas tienen lugar en mercados emergentes, a su fuerte implantación en Norteamérica y a una combinación muy astuta de cemento y productos especializados -como adhesivos y aislantes- que le permiten ofrecer soluciones "todo en uno" a los constructores, la empresa suiza puede afrontar el próximo ciclo con confianza.
En este sentido, una nueva compresión de los múltiplos de valoración representaría sin duda una buena oportunidad de entrada.