Los datos de Nielsen revelan que los estadounidenses gastan alrededor de 500 millones de dólares en productos con especias de calabaza cada año.

Según el gigante del café Starbucks, los Pumpkin Spice Lattes hicieron que la empresa tuviera su mejor semana de ventas de todos los tiempos cuando la bebida fue reintroducida para los aficionados el 30 de agosto.

"Es parte de una tradición, se incluye en las películas", dijo Nick Kokot, de 20 años, estudiante universitario de segundo año y autoproclamado amante de las calabazas. "Las calabazas también han creado una bonita cultura con los donuts de especias de calabaza, las bebidas, todo. Jabones, bares, todo, lo aprecio".

Pero, ¿qué es lo que impulsa este repentino encaprichamiento con las calabazas cada otoño?

"No hay ninguna razón práctica para poner calabaza en su taza de café, para ponerla en la entrada de su casa, para endulzarla y ponerla en su pastel", dijo Cindy Ott, historiadora, profesora universitaria y autora de "Calabaza: La curiosa historia de un icono americano".

"Pero esas tradiciones modernas se remontan en realidad a tradiciones mucho más antiguas que asocian la calabaza con una pequeña granja familiar. El tipo idílico de pequeña granja familiar de la vida americana".

Utilizando fuentes que incluyen canciones centenarias, pinturas, libros de cocina y más, Ott pudo rastrear el amor por las calabazas, que son nativas de América, hasta los primeros días de la nación.

Detalla el ascenso de la calabaza desde su mala reputación durante la época colonial, cuando se la consideraba insípida, hasta un creciente sentimiento de orgullo imbuido en la hortaliza durante el siglo XIX, cuando empezó a verse como un símbolo de la sencillez de la vida agrícola.

"Trabajar en la tierra, trabajar la tierra ha sido un signo de virtud moral y de creación de buenos ciudadanos y de este tipo de antiguos ideales", dijo Ott. "Es ese tipo de ideales el que puede llevar la calabaza".

Aunque Kokot admite que conoce poco de la larga historia de la hortaliza, puede identificarse con los sentimientos de orgullo americano de los que habla Ott. "Para mí, la calabaza es parte del otoño".