Los comentarios de Tavares se producen en un momento en que los políticos y la gente de la industria automovilística habían argumentado que un posible giro a la derecha en el Parlamento Europeo tras las elecciones de junio podría llevar a una revisión o retirada de la prohibición.
"No estoy en absoluto en contra de que prohibamos los motores de combustión en 2035. Apoyo esta exigencia", dijo Tavares.
"Pero hay que ser pragmáticos para hacer la transición", añadió. "De lo contrario, el dogmatismo fracasará ante la realidad y esta transición será muy costosa para el contribuyente y no necesariamente eficiente para el planeta".
Las normas históricas, aprobadas por los legisladores de la UE en febrero de 2023, exigen que para 2035 los fabricantes de automóviles logren una reducción del 100% de las emisiones de CO2 de los nuevos coches vendidos, lo que haría imposible la venta de nuevos vehículos impulsados por combustibles fósiles en el bloque de 27 países.
Sin embargo, las subvenciones siguen siendo necesarias para completar con éxito este objetivo, ya que la tecnología sigue siendo demasiado cara, según Tavares.