No entró en detalles sobre sus diferencias con el consejo del fabricante de automóviles franco-italiano, pero declaró al diario portugués Expresso que la decisión sobre su salida se había tomado conjuntamente entre él y el presidente John Elkann.
Fuentes familiarizadas con el asunto han dicho a Reuters que su repentina destitución fue provocada por unos objetivos fijados por Tavares que algunos miembros del consejo de administración consideraron poco realistas o destructivos.
Tavares declaró al periódico que la principal preocupación había sido "proteger a la empresa para que una diferencia de puntos de vista no creara el riesgo de desalinear la empresa".
"Una empresa que tiene 250.000 empleados, unos ingresos de 190.000 millones de euros, 15 marcas que vende en todo el mundo, no es una empresa que pueda gestionarse con una falta de alineación, lo que repercute inmediatamente en la gestión estratégica", añadió.
A la pregunta de si se sentía dolido por el resultado, respondió: "No, en absoluto". Dijo que actuaría de la misma manera si pudiera retroceder en el tiempo.
Anteriormente considerado como uno de los ejecutivos más respetados de la industria automovilística, el enfoque de Tavares se vio sometido a escrutinio después de que la caída de las ventas en Norteamérica llevara al fabricante de automóviles a emitir en septiembre una advertencia de beneficios sobre sus resultados de 2024.
Concesionarios, expertos del sector y clientes afirman que Stellantis se había quedado fuera del mercado tanto en Estados Unidos como en Europa bajo la dirección de Tavares.
En la entrevista -la primera concedida desde su dimisión- Tavares describió el momento actual de la industria automovilística como el inicio de un periodo "darwiniano".
"Cuando te enfrentas a una tormenta, tienes que dirigir el barco según las olas. No puedes tener una discusión sobre la mejor manera de afrontarlas".