Vivendi, que posee el 24% de TIM, presentó una demanda ante un tribunal de Milán en diciembre de 2023 impugnando la venta, valorada en hasta 22.000 millones de euros (22.400 millones de dólares).
Según las normas italianas, a principios de esta semana expiró un plazo no vinculante para que el tribunal se pronunciara sobre el caso.
Patrocinada por el gobierno conservador italiano, que compró el 16% de la red como parte del acuerdo, la venta de KKR ayudó a recortar la deuda y a estabilizar las finanzas de TIM.
Vivendi ha criticado el acuerdo, reclamando un precio más alto y cuestionando la sostenibilidad del negocio dejado atrás.
Vivendi afirma que la decisión debería haber pasado por una votación extraordinaria de los accionistas, y no sólo del consejo.
La venta cambió la naturaleza del negocio de TIM y los accionistas disidentes deberían haber tenido derecho a retirarse, vendiendo sus acciones de nuevo a la empresa, ha dicho Vivendi.
TIM ha dicho que su consejo actuó dentro de sus derechos. El acuerdo se cerró en julio.
Tras una ronda de conversaciones infructuosas con Roma sobre el futuro de TIM, el grupo que cotiza en París pasó a un segundo plano como inversor y en enero de 2023 retiró a su representante en el consejo de TIM.
Vivendi ya no considera estratégica la participación en TIM y está abierto a una posible venta de su participación, que actualmente está valorada en 930 millones de euros.
El expediente ha suscitado el interés de firmas de capital riesgo, entre ellas CVC, según personas familiarizadas con el asunto. Vivendi busca un precio de entre 1.000-1.500 millones de euros, según dos de las fuentes. Vivendi declinó hacer comentarios.
Sin embargo, cualquier transacción necesita el apoyo del gobierno italiano, que tiene poderes para dar luz verde a cualquier venta de más del 3% de TIM.