SHANGHÁI, 8 jun (Reuters) - Las autoridades de Shanghái intentan reavivar la confianza de las empresas multinacionales afectadas y frustradas por el confinamiento de la ciudad por el COVID-19, celebrando múltiples reuniones con empresas extranjeras y suavizando un requisito fronterizo clave para los trabajadores extranjeros.

La imagen de la ciudad más cosmopolita de China y su mayor centro de negocios se vio gravemente dañada por el cierre de dos meses, con innumerables expatriados que se trasladaron y empresas extranjeras que advirtieron que estaban reconsiderando sus planes de inversión

El Gobierno de Shanghái tiene previsto celebrar este mes 20 reuniones con empresas extranjeras dedicadas a sectores clave como el del automóvil, el comercio, los semiconductores y la biomedicina, según un artículo publicado el domingo por el Jiefang Daily, un periódico respaldado por el Gobierno de Shanghái. El artículo fue publicado en el sitio web de la ciudad de Shanghái.

Las empresas serían elegidas de entre los principales países y regiones inversores, como Estados Unidos, Europa, Japón y Corea del Sur

A la primera de las dos reuniones celebradas hasta ahora asistieron ejecutivos de empresas estadounidenses de primer orden como Procter & Gamble y Johnson & Johnson, dijo. En la segunda participaron fabricantes de automóviles como Tesla, General Motors y Ford.

Las empresas no respondieron inmediatamente a las solicitudes de comentarios el miércoles.

Además, la Cámara de Comercio Europea dijo el martes que había sido informada durante una reunión con el vicealcalde de la ciudad de que Shanghái ya no exigirá cartas de invitación oficiales, las llamadas cartas PU, para los extranjeros que regresen por trabajo y sus dependientes, abordando lo que se había convertido en un fastidio para la comunidad de expatriados.

China comenzó a principios de 2020 a exigir a los extranjeros que obtuvieran cartas PU como parte de su solicitud de visado, ya que reforzó drásticamente los controles fronterizos desde el inicio de la pandemia.

Muchas empresas se habían quejado de las dificultades y largas esperas para obtener el documento, lo que impedía la contratación de personal extranjero.

La eliminación de este requisito fue "una iniciativa del Gobierno central para fomentar el trabajo y la reanudación de la producción en Shanghái", dijo la Cámara Europea.

El Gobierno de Shanghái no respondió inmediatamente a una solicitud de comentarios el miércoles.

Shanghái había proporcionado a sus miembros algunas ayudas para la reanudación de las actividades, como la concesión de permisos de logística y la reapertura de almacenes, pero todavía faltaba "un apoyo más práctico", añadió.

Durante el cierre, Shanghái trató de mantener las fábricas abiertas en régimen de "circuito cerrado", pero las empresas dijeron que las disposiciones planteaban numerosas dificultades.

La falta de vuelos a China -la gran mayoría han sido cancelados desde hace más de dos años- también sigue siendo un obstáculo clave.

China se ha aferrado decididamente a una política de "cero COVID" que pretende erradicar la propagación del virus, una estrategia cada vez alejada del resto del mundo.

(Informes de Brenda Goh y Zhang Yan en Shanghai, Martin Pollard, Sophie Yu y Yew Lun Tian en Pekín; edición de Simon Cameron-Moore, traducido por José Muñoz en la redacción de Gdansk)