"La tarea común de los responsables políticos, las empresas y la sociedad debe (...) ser garantizar que la transformación ecológica tenga éxito sin desindustrialización", afirmó la consejera delegada Martina Merz en un discurso preparado publicado antes de la asamblea general anual del grupo el viernes.

Dijo que ese era especialmente el caso de Alemania, con su base industrial, incluidos los fabricantes de acero, cemento y productos químicos, que han sufrido todos ellos el aumento de los costes energéticos, impulsando la inflación en un momento en el que necesitan descarbonizar la producción.

Eso ha avivado los temores de que las empresas europeas cierren o trasladen la producción a regiones donde los costes son más bajos, agravados por la Ley de Reducción de la Inflación (IRA) de EE.UU. de 430.000 millones de dólares para apoyar las tecnologías limpias mediante créditos fiscales.

La Unión Europea respondió este mes diciendo que preparará una ley para facilitar la vida a su industria verde y la respaldará con ayudas estatales y un fondo de soberanía para evitar que las empresas se trasladen a Estados Unidos.

"Eso es bueno, porque los mercados del mañana se están esculpiendo ahora", dijo Merz, añadiendo que una escisión prevista de la división siderúrgica de Thyssenkrupp aún requiere más claridad en términos de subvenciones, así como de precios de la energía y las materias primas.