La congestión portuaria, la escasez de mano de obra y el aumento de los fletes han agravado los problemas de los fabricantes de ropa estadounidenses, que luchan por garantizar que sus tiendas estén bien abastecidas.

La escasez de trabajadores en Vietnam, un centro de fabricación para muchos fabricantes de ropa de Estados Unidos, ha provocado retrasos en la producción de muchas empresas que acababan de empezar a recuperarse de los cierres forzados de fábricas debido a los bloqueos de la COVID-19 el año pasado.

El fabricante de ropa prevé unos ingresos para el año fiscal 2022 de unos 11.850 millones de dólares, frente a su estimación anterior de unos 12.000 millones de dólares.

Los ingresos totales de la empresa con sede en Denver (Colorado) aumentaron un 22%, hasta los 3.620 millones de dólares, en el tercer trimestre que finalizó el 1 de enero, superando la estimación media de los analistas de 3.600 millones de dólares, según los datos de IBES de Refinitiv.