El último decenio ha sido difícil en todos los sentidos para Vienna Insurance Group. Muy expuesta a los países de Europa del Este, donde sus competidores optaron voluntariamente por sacrificar rentabilidad para ganar cuota de mercado, no tuvo más remedio que aguantar el tirón y pedir paciencia a sus accionistas.
Estas preocupaciones corrieron en paralelo a la bajada de los tipos de interés, que penalizó gravemente las actividades de inversión del grupo, a pesar de ser un peso pesado en el mercado de los seguros de vida. Como consecuencia, el ciclo se abrió con un requerimiento formal del regulador, que exigía al grupo reponer sus reservas para adaptar sus ratios de solvencia a la norma.
A pesar de Ucrania, la tormenta Boris y la competencia feroz en los mercados de Europa del Este, Vienna Insurance Group está aumentando poco a poco las ventas. Prueba de ello es que el volumen de las primas se ha incrementado considerablemente en los últimos trimestres, al tiempo que la subida de los tipos de interés -todavía tímida en Europa- ha supuesto un soplo de aire fresco en los dos últimos años.
El grupo -que publicó ayer los resultados de los nueve primeros meses- mantiene el impulso este año de la mano de unos volúmenes que siguen elevándose y unos beneficios antes de impuestos un 8,5% superiores a los del mismo periodo del año anterior. Su presencia en Polonia, Croacia y Rumanía le ha servido de mucho; queda, por supuesto, la espinosa cuestión de Ucrania, donde la visibilidad es nula.
Aunque los progresos han sido notables, la rentabilidad de la empresa sigue estando un -ligero- peldaño por debajo de las referencias europeas del sector, como Allianz o Axa. En fin, es posible que algunos inversores, tentados de apostar por una recuperación, no consideren justificado el fuerte descuento de la empresa austriaca con respecto a sus fondos propios.