Las demandas formuladas el miércoles por Union Investment y Deka Investment reflejan la continua preocupación por la implicación de Volkswagen en la región de Xinjiang, donde los grupos de defensa de los derechos han documentado abusos que incluyen trabajos forzados en campos de detención.
Pekín niega tales abusos.
El resultado de la auditoría encargada por Volkswagen se produce cuando Alemania está recalibrando cuidadosamente su relación con China, su mayor socio comercial, para reducir su exposición a un mercado que también es un rival sistémico.
Volkswagen dijo el martes que la auditoría, muy esperada, que fue llevada a cabo por la empresa alemana Loening Human Rights & Responsible Business GmbH y dos abogados chinos de un bufete de Shenzhen, no había encontrado pruebas de trabajo forzado.
Aunque calificó la auditoría de paso en la dirección correcta, Henrik Pontzen, responsable de sostenibilidad y ESG en Union Investment, afirmó que Volkswagen aún no había alcanzado su objetivo.
"Aún queda mucho por hacer: En China, las auditorías no deben seguir siendo un ejercicio aislado. También debe establecerse un sistema de gestión de quejas que funcione", afirmó.
También dijo que el gobierno corporativo de Volkswagen, que ha suscitado las críticas de algunos de sus accionistas más pequeños, seguía siendo el talón de Aquiles del principal fabricante de automóviles de Europa.
Ingo Speich, de Deka Investment, que según los datos de LSEG posee 99 millones de dólares en acciones preferentes de Volkswagen, acogió con satisfacción los resultados de la auditoría, pero exigió más transparencia en la cadena de suministro de Volkswagen.
"La presión de los inversores ha funcionado. VW ha seguido el ejemplo de BASF, que ya inició auditorías en China en una fase muy temprana", afirmó.
Las acciones de Volkswagen subían un 3,2% hasta los 112 euros a las 1124 GMT, aupándolas a lo más alto de los valores alcistas del índice alemán de valores de primer orden, con los operadores apuntando a un alivio después de que el proveedor de índices MSCI le diera una "bandera roja" en su categoría de asuntos sociales en 2022, lo que llevó a algunos inversores a dejar caer los títulos.
El valor bursátil de Volkswagen se ha reducido a la mitad, hasta 57.600 millones de euros, en los últimos dos años. Sus acciones han bajado un 26% en lo que va de año, por debajo de la subida del 37% del índice STOXX Europe 600 Auto.
Las acciones del fabricante de automóviles cotizan a sólo 3 veces los beneficios previstos para los próximos 12 meses, frente a las 8,8 de hace dos años, que eran las más altas entre sus competidores europeos.
El ratio PE, muy utilizado en los mercados financieros para calibrar el valor relativo de las acciones, se sitúa ahora por debajo de 5 para el sector automovilístico europeo.