Esta política es un pilar fundamental de los planes de la UE para hacer frente al aumento de las emisiones del transporte y acelerar el cambio a los vehículos eléctricos, ya que el bloque se esfuerza por reducir las emisiones netas de gases de efecto invernadero en toda la economía en un 55% para 2030, respecto a los niveles de 1990.

La propuesta sobre las emisiones de los coches, realizada por la Comisión Europea el año pasado, exigiría una reducción del 100% de las emisiones de CO2 de los coches nuevos para 2035, lo que imposibilitaría la venta de vehículos impulsados por combustibles fósiles en la UE a partir de esa fecha.

Los ministros de los países de la UE tienen previsto acordar su posición la próxima semana, antes de negociar la ley definitiva con el Parlamento de la UE, que apoyó la prohibición de 2035 en una votación celebrada este mes.

En un documento distribuido entre los estados de la UE, los cinco países pidieron en cambio una reducción del 90% de las emisiones de CO2 de los coches para 2035 y un objetivo del 100% para 2040. Afirmaron que los vehículos comerciales ligeros deberían cumplir un recorte de CO2 del 80% para 2035 y del 100% para 2040, en lugar de la reducción del 100% para 2035 propuesta por la Comisión.

"Es necesario establecer periodos de transición adecuados y adaptados", dice el documento, citando la necesidad de ampliar la infraestructura de recarga, y añadiendo que la ley debe seguir cumpliendo los objetivos climáticos.

Bruselas afirma que la fecha de 2035 es crucial porque la vida media de los coches nuevos es de 15 años, por lo que una prohibición posterior impediría a la UE alcanzar las emisiones netas cero en 2050, el hito mundial que, según los científicos, evitaría un cambio climático desastroso.

Algunos gobiernos de la UE han respaldado el objetivo de 2035, pero el ministro de Economía alemán dijo esta semana que el mayor mercado automovilístico de la UE no lo apoyaría.

Ford y Volvo Cars han apoyado públicamente el plan, y Volkswagen pretende dejar de vender coches con motor de combustión en Europa para 2035. Pero los grupos de la industria, entre los que se encuentra la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles, se han opuesto al objetivo de 2035, citando preocupaciones como el incierto despliegue de cargadores.

La UE está negociando otra ley que exige a los países la instalación de millones de cargadores de vehículos en esta década.