El dólar comenzó el lunes con cautela, ya que los mercados se preparan para los datos de inflación de EE.UU. y para varios oradores de la Reserva Federal esta semana, mientras que el yuan se alimentaba de la resaca del último y decepcionante paquete de estímulos de Pekín.

Destacando el débil trasfondo de China, los datos publicados el fin de semana mostraron que los precios al consumo subieron en octubre al ritmo más lento en cuatro meses, mientras que la deflación de los precios al productor se acentuó.

Los informes sobre las ventas minoristas y la producción industrial que se publicarán el viernes deberían mostrar si los diversos intentos de estímulo de Pekín están teniendo algún efecto real sobre la demanda.

La decepción ante el último paquete de medidas hizo que el dólar australiano y el neozelandés cayeran el viernes, ya que ambos países son grandes exportadores a China.

El dólar se situó en 7,1970 yuanes, tras haber subido un 0,7% el viernes, y parece dispuesto a probar de nuevo la barrera de los 7,2000.

Los movimientos fueron menores en general, con los mercados de bonos estadounidenses de vacaciones aunque las acciones y los futuros están abiertos. El dólar subió un 0,1% frente al yen, a 152,90, tras haber sido arrastrado desde el máximo de la semana pasada de 154,70 por el riesgo de una intervención japonesa.

El índice dólar se mantenía una fracción más firme en 105,00, tras haber ganado un 0,6% la semana pasada, principalmente frente al euro.

La moneda única se estancó en 1,0711 $, tras haber cedido un 1% la semana pasada hasta un mínimo de 1,0683 $. El soporte se sitúa ahora en torno a 1,0667 $ y 1,0601 $.

La incertidumbre política siguió siendo un lastre, ya que el canciller alemán, Olaf Scholz, dijo que estaría dispuesto a convocar un voto de confianza antes de Navidad, allanando el camino para unas elecciones anticipadas tras el colapso de su coalición de gobierno.

FED RESTRINGIDA

El euro se ha visto presionado por las propuestas del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, de imponer aranceles a las importaciones, lo que podría perjudicar a las exportaciones europeas y poner en riesgo una guerra comercial mundial.

Los analistas también suponen que las políticas de Trump presionarían al alza la inflación y los rendimientos de los bonos estadounidenses, al tiempo que limitarían el margen de la Reserva Federal para relajar su política.

"Teniendo esto en cuenta, seguimos esperando que la Fed recorte otros 25 pb en la reunión de diciembre, pero a partir de entonces sólo recortará una vez por trimestre, en contraste con nuestra previsión anterior de un recorte de 25 pb en cada reunión", dijo el economista de JPMorgan Michael Feroli.

"Además, ahora esperamos que la Fed concluya cuando alcance el 3,5%, frente a nuestra previsión anterior de un tipo terminal del 3,0%".

Esta semana hablarán numerosos funcionarios de la Fed, entre ellos el presidente Jerome Powell el jueves, por lo que habrá muchas orientaciones sobre las perspectivas de los tipos.

Los datos también serán influyentes, ya que los precios al consumo de EE.UU. se publicarán el jueves y una lectura subyacente por encima del 0,3% previsto reduciría aún más la posibilidad de una flexibilización en diciembre.

Todo esto se considera alcista para el dólar a largo plazo, aunque aún está por ver cuáles serán en la práctica las políticas de Trump.

Su apoyo a las criptodivisas ha bastado para impulsar al Bitcoin por encima de los 80.000 dólares por primera vez, ya que los inversores apuestan por una regulación más favorable.