La inflación anual sigue siendo la más alta del mundo, incluso aunque la tasa mensual se haya ralentizado, con el aumento de los costes de los alimentos, los servicios públicos y el transporte haciendo que el salario mínimo mensual en Argentina de 234.315 pesos (260 dólares) se sienta insuficiente.
"Sigo sin entender cómo puede estar bajando la inflación", dijo Silvia Castro, una jubilada de 65 años que compra sus alimentos en un mercado de las afueras de Buenos Aires.
"Los impuestos son muy caros, los servicios y la gasolina son caros, los seguros son caros, la obra social (servicio de salud) que debía bajar está igual o ha subido".
El gobierno argentino presume de su éxito a la hora de domar la inflación con duras medidas para reducir la impresión de dinero del banco central, centrarse en la reconstrucción de las reservas y recortar el gasto. Pero se enfrenta al reto de mantener a los votantes de su lado con la economía estancada y los niveles de pobreza en aumento.
La tasa de inflación mensual habrá descendido por quinto mes consecutivo en mayo hasta situarse probablemente por debajo del 5%, frente al máximo de más del 25% alcanzado en diciembre, cuando Milei asumió el cargo y devaluó bruscamente la moneda local, el peso.
Pero Laura Basualdo, una comerciante de 53 años, dijo que mucha gente tenía dificultades para comprar cosas, ya que su poder adquisitivo se había visto mermado por una inflación constantemente elevada.
"Soy comerciante y a menudo veo al cliente del otro lado que, claramente, si mis precios no le sirven, sale a buscar otras ofertas", dijo.
"Hoy en día todos tenemos que comparar precios. Es terrible, constantemente el dinero de nuestros bolsillos se va aligerando, cada vez menos. Hoy en día parece que comer sea un lujo". (Reportaje de Miguel Lo Bianco; Redacción de Lucila Sigal; Edición de Sandra Maler)