El BCE bajó la semana pasada su tipo de interés oficial desde un máximo de la era del euro, pero se abstuvo de cualquier promesa de seguimiento de su medida, que vino acompañada de advertencias sobre el mantenimiento de la fortaleza de los salarios y la inflación de los servicios.
Kazaks dijo que la inflación sería desigual y se movería lateralmente este año, pero siguió creyendo que iba camino del objetivo del 2% del BCE el año que viene, lo que justificaría más recortes siempre que los datos siguieran llegando como espera el banco central.
"La incertidumbre sigue siendo alta, pero por supuesto estamos en la senda de una inflación a la baja", declaró el gobernador del banco central letón en una entrevista al margen de una conferencia en Dubrovnik, Croacia.
"Podemos eliminar alguna restricción, pero debemos mantener cierto grado de restricción y movernos reunión a reunión observando los datos", dijo.
Se mostró cómodo con las expectativas actuales del mercado, que son de una o dos reducciones de tipos de 25 puntos básicos cada una para finales de este año, seguidas de otras dos el año que viene.
"Actualmente la fijación de precios del mercado parece razonable, pero no hay piloto automático", dijo Kazaks.
Añadió que todavía había una serie de variables, como el crecimiento de los salarios y si las empresas serían capaces de absorberlo o acabarían repercutiéndolo en los clientes.
"Todavía no es un acuerdo cerrado y por eso yo me mantendría relativamente cauto", dijo Kazaks.
Los mercados se han vuelto más escépticos sobre la capacidad del BCE para recortar los tipos desde que el mes pasado se publicaron algunos datos sobre salarios e inflación más fuertes de lo esperado.
Kazaks advirtió del peligro de reaccionar de forma exagerada ante "uno o dos" datos que vayan a contracorriente.
"Los datos han estado en general en línea con nuestras expectativas", afirmó.
"Para que los datos muestren una desviación del escenario de referencia... los cambios tendrían que ser persistentes y considerables", argumentó.
Y haría falta nada menos que una gran conmoción externa, como un acontecimiento geopolítico, para que el BCE cambiara de rumbo y se planteara subir los tipos en lugar de recortarlos, afirmó Kazaks.
"Pero si nos mantenemos en el escenario de referencia, para mí la dirección está relativamente clara y la única cuestión es el ritmo y el nivel", concluyó. "Y eso lo sabremos cuando veamos los datos".