Por Bernard Orr, Guy Faulconbridge y Andrew Osborn

PEKÍN/MOSCÚ, 16 may (Reuters) -El presidente chino, Xi Jinping, y el ruso, Vladimir Putin, prometieron el jueves una "nueva era" de colaboración entre los dos rivales más poderosos de Estados Unidos, al que tachan de matón agresivo de la Guerra Fría que siembra el caos en todo el mundo.

Xi saludó a Putin en una alfombra roja frente al Gran Salón del Pueblo de Pekín, donde fueron recibidos por soldados del Ejército Popular de Liberación, una salva de 21 cañonazos en la plaza de Tiananmén y niños ondeando las banderas de China y Rusia.

China y Rusia declararon una asociación "sin límites" en febrero de 2022, cuando Putin visitó Pekín pocos días antes de enviar decenas de miles de tropas a Ucrania, desencadenando la guerra terrestre más mortífera en Europa desde la Segunda Guerra Mundial.

Xi, de 70 años, y Putin, de 71, firmaron el jueves una declaración conjunta sobre la "nueva era", que proclama la oposición a Estados Unidos en una serie de cuestiones de seguridad y una visión compartida en todo, desde Taiwán y Ucrania hasta Corea del Norte y la cooperación en nuevas tecnologías nucleares pacíficas y finanzas.

"La relación actual entre China y Rusia se ha ganado a pulso y ambas partes deben cuidarla y cultivarla", dijo Xi a Putin.

"China está dispuesta a (...) lograr conjuntamente el desarrollo y el rejuvenecimiento de nuestros respectivos países, y trabajar juntos para defender la equidad y la justicia en el mundo".

Rusia, que libra una guerra contra las fuerzas ucranianas apoyadas por la OTAN, y China, presionada por un esfuerzo concertado de Estados Unidos para contrarrestar su creciente poderío militar y económico, han encontrado cada vez más una causa geopolítica común.

Xi ha dicho a Putin que ambos tienen la oportunidad de impulsar cambios que el mundo no ha visto en un siglo, lo que muchos analistas ven como un intento de desafiar el orden mundial liderado por Estados Unidos.

Ambos gobiernos, por las humillaciones percibidas tras el colapso soviético de 1991 y los siglos de dominio colonial europeo sobre China, han intentado presentar a Occidente como decadente y en declive, con China desafiando la supremacía estadounidense en todos los ámbitos, desde la informática cuántica y la biología sintética hasta el espionaje y el poder militar duro.

Pero China y Rusia se enfrentan a sus propios retos, incluida la ralentización de la economía y una OTAN envalentonada y en expansión tras la invasión rusa de Ucrania.

Washington considera a China su mayor competidor y a Rusia su mayor amenaza como Estado nación.

Estados Unidos ve a ambos como gobernantes autoritarios que han reprimido la libertad de expresión y ejercido un férreo control en su país sobre los medios de comunicación y los tribunales. Biden se ha referido a Xi como un "dictador" y ha dicho que Putin es un "asesino" e incluso un "loco hijo de puta". Pekín y Moscú han reprendido a Biden por sus comentarios.

¿OCCIDENTE CONTRA XI Y PUTIN?

La visita de Putin se da semanas después de que el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, voló a China para plantear su preocupación por el apoyo chino al ejército ruso.

El viaje no parece haber hecho mella en la relación cada vez más estrecha entre Xi y Putin.

Al elegir China para su primer viaje al extranjero desde que prestó juramento este mes para otro mandato de seis años, Putin está enviando un mensaje al mundo sobre sus prioridades y la fortaleza de sus lazos personales con Xi.

La declaración conjunta se describió como una profundización de la relación estratégica, y mencionó los planes para intensificar los lazos militares y cómo la cooperación en el sector de la defensa entre ambas naciones mejoraba la seguridad regional y mundial. En ella se criticaba a Estados Unidos.

"Estados Unidos sigue pensando en términos de Guerra Fría y se guía por la lógica de la confrontación de bloques, anteponiendo la seguridad de 'grupos estrechos' a la seguridad y la estabilidad regionales, lo que crea una amenaza para la seguridad de todos los países de la región", dijo la declaración.

"Estados Unidos debe abandonar este comportamiento", agregó.

(Reporte de Guy Faulconbridge en Moscú y Bernard Orr en Pekín; contribución de las redacciones de Moscú y Pekín y de Daphne Psaledakis y Michael Martina en Washington; editado en español por Javier López de Lérida)