El canciller Olaf Scholz inició el domingo una gira de tres días por China para estrechar lazos con el principal socio comercial de Alemania y abordar las desavenencias sobre cuestiones como las prácticas comerciales chinas y su apoyo a Rusia.

Es probable que la visita más larga del canciller a cualquier Estado desde que asumió el cargo se vea eclipsada por el ataque de Irán a Israel, y también está siendo observada por cuánto respalda Alemania la investigación de la Unión Europea sobre las subvenciones estatales chinas a los fabricantes de vehículos eléctricos, que se ha convertido en un tema polémico.

Scholz, que viaja acompañado de varios consejeros delegados alemanes, inició su viaje en la megaciudad suroccidental de Chongqing. También se desplazará a Shanghai y Pekín, donde está previsto que se reúna con el presidente chino, Xi Jinping, y el primer ministro, Li Qiang.

A su llegada, Scholz condenó los ataques iraníes contra Israel "en los términos más enérgicos posibles", dijo su portavoz. Scholz fue informado de los acontecimientos en Oriente Próximo durante el vuelo, según fuentes gubernamentales.

Los funcionarios alemanes afirmaron que Pekín podría desempeñar un papel positivo a la hora de enfriar la rápida escalada de tensiones en Oriente Próximo.

China desempeñó un papel mediador entre Irán y Arabia Saudí el año pasado, y Reuters informó de que China había pedido a Irán que ayudara a frenar los ataques a barcos en el Mar Rojo por parte de los Houthis, apoyados por Irán, o se arriesgaba a perjudicar las relaciones comerciales con Pekín.

Aún así, la postura general de Berlín respecto a China se ha vuelto más crítica desde la guerra de Ucrania.

El año pasado, Alemania también publicó su primera estrategia sobre China, en la que describía las "prácticas desleales" y los riesgos para las cadenas de suministro de un posible conflicto sobre Taiwán, e instaba a "reducir los riesgos". Sin embargo, los esfuerzos por diversificarse y alejarse de China son hasta ahora irregulares.

El domingo, Scholz visitará la planta de pilas de combustible de hidrógeno del proveedor automovilístico alemán Bosch en Chongqing, poniendo en el punto de mira un área de crecientes tensiones.

La UE está llevando a cabo varias investigaciones sobre las exportaciones chinas de tecnología verde, como los vehículos eléctricos de batería, que según ella se han beneficiado de subvenciones estatales y que podrían perjudicar a los productores locales.

La industria automovilística alemana teme que estas sondas desemboquen en una guerra comercial que perjudique sus perspectivas en el mayor mercado automovilístico del mundo.

También se espera que Scholz aborde el apoyo de China a Rusia. El viernes, funcionarios alemanes afirmaron sin rodeos que el apoyo y las exportaciones de Pekín a Rusia estaban permitiendo a Moscú librar una guerra de agresión en Ucrania y provocando una "creciente pérdida de reputación de China" en Europa y fuera de ella.

"Se trata de que China no apoye a Rusia para librar una guerra brutal contra su vecina Ucrania", escribió Scholz en un post en la plataforma de medios sociales X el sábado. (Reportaje de Andreas Rinke en Chongqing y Sarah Marsh en Berlín; Edición de Antoni Slodkowski y Miral Fahmy)