El PMI subió hasta 49,2 en noviembre desde 49,0 en octubre, acercándose al umbral de 50,0 que separa el crecimiento de la contracción. A pesar de la mejora, el índice sigue indicando un descenso marginal de las condiciones empresariales.
"El descenso de la producción y de los nuevos negocios se ralentizó en todo el sector no petrolero en noviembre, lo que indica que las condiciones empresariales están cerca de estabilizarse", declaró David Owen, economista de S&P.
Los niveles de producción cayeron por tercer mes consecutivo, lo que se atribuye a la persistente debilidad de la demanda de los clientes. Sin embargo, algunas empresas informaron de un repunte en los nuevos trabajos, lo que insinúa signos de recuperación.
El subíndice de producción mejoró hasta 49,1 desde 47,9 en octubre, mientras que el subíndice de nuevos pedidos subió hasta 48,7 desde 47,6.
El sector manufacturero mostró un modesto crecimiento en los pedidos de bienes, lo que ayudó a compensar los descensos en la construcción, el comercio mayorista y minorista y los servicios.
Las cifras de empleo disminuyeron en noviembre, su primera reducción tras cuatro meses de expansión. Las empresas citaron la reducción de los volúmenes de ventas y el debilitamiento de la confianza como razones para no sustituir a las bajas voluntarias.
Los precios de los insumos, en 55,9, subieron al ritmo más lento desde julio, con un menor crecimiento salarial que contribuyó a un mínimo de cuatro meses en la inflación de los costes. Sin embargo, los precios de compra siguieron subiendo, en parte debido a un dólar estadounidense más fuerte.
Las empresas mantuvieron la cautela sobre la futura actividad empresarial. Las expectativas de producción para el año próximo, situadas en 50,5, fueron las segundas más bajas de la historia de la serie.