Empecemos con algunas generalidades sobre lo que entendemos por «situación especial». Este concepto bursátil es bastante amplio. Se refiere a una empresa que se encuentra en una posición inusual que genera una distorsión con respecto a una empresa cotizada normal. Grandes descuentos, desinterés, errores estratégicos y otros contratiempos en el lado negativo. Rumores de compra, escisión, renacimiento de sus cenizas en el positivo. Toda una serie de eventos que van desde la irrupción de un accionista activista hasta la compra de un competidor, pasando por una innovación disruptiva, un rumor negativo o una valoración exorbitante. Sí, porque la situación especial puede implicar tanto invertir en largo como en corto.

En cualquier caso, es el tipo de empresa que se evitaría prudentemente en una cartera clásica. Sin embargo, estos perfiles atípicos se convierten a veces en terrenos de caza privilegiados para los que buscan oportunidades especulativas, siempre que se aprovechen en el momento adecuado: entre una oportunidad increíble y una «trampa de valor» solo hay un paso. Por lo tanto, estas inversiones no están exentas de riesgos. El resultado no se queda en medias tintas, o funciona o fracasa. Las situaciones especiales requieren un seguimiento estrecho, una buena lectura de la dinámica interna de la empresa y una buena dosis de tolerancia a la volatilidad. Para algunos, se trata de una estrategia oportunista. Para otros, es el arte de ir a contracorriente, en el que se intenta ver valor donde el mercado solo ve problemas.

Aquí hay 25 títulos europeos en situación especial:

  • AMS-Osram
    El fabricante austriaco de equipos, fruto de múltiples fusiones, atraviesa una complicada fase de digestión. Reducción de costes, reorientación, cesión de activos, etcétera. El grupo intenta recuperar el impulso en un momento en que su principal mercado, el automovilístico, no está en su mejor momento. Los últimos resultados operativos son alentadores, pero la carga de la deuda sigue lastrando los resultados.
  • Atos
    La antigua estrella de la informática francesa ha transformado su colosal deuda en acciones, dejando a sus accionistas con las manos vacías. Tras ser retomada por un nuevo equipo directivo, que se esfuerza por impedir el desmantelamiento anunciado, la empresa da señales de mejora, pero partiendo de un nivel muy bajo y en una situación extremadamente frágil. La dirección debe mejorar la rentabilidad, tranquilizar a los clientes y restaurar la confianza de los accionistas y los mercados. Ya no es un billete de lotería, pero aún no es una inversión sólida.
  • Azelis
    El distribuidor de productos químicos especializados multiplica las adquisiciones en una ambiciosa estrategia de consolidación. Una búsqueda de la masa crítica que ha contribuido a aumentar su deuda, lo que ha lastrado durante mucho tiempo su trayectoria bursátil. Además, el mercado le asigna un descuento bastante elevado en comparación con su competidor más cercano, IMCD, debido a que sus informes de resultados suelen ser irregulares. Azelis es uno de esos valores que los analistas apoyan, pero a los que les cuesta librarse de su mala reputación.
  • Ayvens
    La filial de alquiler de automóviles a largo plazo de Société Générale, anteriormente denominada ALD, parece sufrir el doble golpe de la baja valoración del sector automovilístico y del sector financiero. Presentada como un activo central por la dirección en 2023, al igual que BoursoBank, Ayvens despertó, sin embargo, el interés de grandes nombres del capital riesgo a finales de 2024.
  • BP PLC
    La petrolera británica es un caso paradigmático para esta selección. La empresa se encuentra bajo la presión de fondos activistas y, según los últimos rumores, está siendo cortejada por Shell. Si bien ambos grupos eran históricamente de tamaño similar, Shell vale hoy casi el doble que BP en bolsa. Un aspecto especulativo a tener en cuenta.
  • Carrefour
    En un entorno ultracompetitivo, Carrefour busca reposicionarse entre la racionalización, la digitalización y posibles movimientos de capital. Protagoniza rumores de fusión, ventas de activos o recompras de acciones, pero el distribuidor sigue siendo una pieza clave en el tablero europeo pese a su valoración. Carrefour vale en bolsa menos de 9.000 millones EUR, ¡una décima parte de su facturación!
  • Clariane
    Antiguamente Korian, Clariane intenta pasar página a la crisis del sector médico-social, tratando de presentarse bajo una luz más favorable que su rival Emeis (antiguamente Orpea, véase más adelante). La venta de activos, la reorientación estratégica o la recuperación de la confianza son algunos de sus proyectos de transformación profunda. El mercado especula con que estas empresas son «demasiado esenciales para que las autoridades públicas las dejen hundirse», a pesar de que sus fundamentos están bastante deteriorados.
  • Continental
    El grupo alemán está a punto de llevar a cabo la escisión que todo el mundo espera: neumáticos con altos márgenes, por un lado, y piezas de automóvil por otro. En este contexto, los inversores esperan que se revalorice el negocio principal, una vez desprendido de las actividades de bajo margen. Quizás aún haya margen para algo, en la medida en que el sector busca el fondo del ciclo.
  • Douglas
    El distribuidor de cosméticos, conocido por su marca Nocibé, es uno de los mayores fracasos entre las recientes salidas a bolsa. ¡La acción ha caído de 26 a menos de 10 EUR en un año! Los resultados financieros han sido muy mediocres y todos los inversores han huido del título. Situación especial: difícil hacerlo peor.
  • Emeis
    Antiguamente Orpea, rebautizada para borrar las huellas de un escándalo sonado. Nueva dirección, saneamiento de las finanzas, recuperación de la credibilidad: el grupo sanitario avanza por un camino estrecho, aún sembrado de obstáculos, pero con una gestión más saneada que la anterior. Una apuesta por el estatus estratégico de los operadores de residencias de ancianos en Francia, al igual que Clariane.
  • Grifols
    El grupo español de biotecnología se enfrenta a sospechas contables y a una elevada deuda. Los fundamentos siguen siendo relativamente sólidos, pero su imagen se ha visto empañada. Un caso de estudio para los inversores aficionados a las apuestas contrarias, sobre todo porque algunos fondos están al acecho con vistas a una compra, en particular Brookfield, que ya fue rechazado en el pasado.
  • Havas
    La empresa nacida de la escisión de Vivendi, que cotiza en Ámsterdam, está muy mal valorada. El mercado aún no ha digerido la separación del grupo. Quizás haya algo que explorar, como señalábamos recientemente.
  • Ithaca
    El productor de hidrocarburos del Mar del Norte, propiedad de la israelí Delek y la italiana ENI, cotiza a niveles relativamente bajos, a pesar de ser un consolidador sectorial oportunista. La empresa está al acecho de adquisiciones.
  • John Wood
    La empresa británica de ingeniería petrolera, que se encuentra en una situación delicada, sigue despertando el interés por su posicionamiento bastante singular. Sidara, la empresa de Dubái, ha presentado recientemente una nueva oferta informal de 35 peniques por acción, pero la cotización sigue por debajo de ese nivel, lo que indica que el mercado no tiene mucha confianza en que la operación llegue a buen puerto.
  • Kering
    El gigante del lujo titubea. Gucci se estanca y las demás marcas tienen dificultades para compensarlo. El grupo apuesta por la renovación creativa, pero los mercados dudan. Kering está en transición, y eso se nota.
  • LVMH
    Incluimos a LVMH en esta lista porque la mala situación actual de la empresa ha reducido su valoración a niveles razonables y vuelven a circular rumores sobre una escisión de LV (moda) y MH (bebidas). Los descuentos de valoración y los rumores de operaciones de capital suelen ir de la mano.
  • Novo Nordisk
    El campeón danés del tratamiento de la diabetes y la obesidad batía récords en bolsa hasta que algo se rompió. Hasta tal punto que el rival de Eli Lilly ha vuelto a niveles baratos. Los inversores castigaron el choque entre su sueño de beneficios exponenciales y la competencia que se está organizando en el ámbito de los tratamientos contra la obesidad. Para colmo, la política ha complicado aún más las cosas después de que Donald Trump apuntara a Dinamarca y a la importación de medicamentos. Es demasiado.
  • Ocado
    La empresa británica es un actor híbrido, a la vez distribuidor de alimentos y proveedor de una herramienta logística integrada para sus propias necesidades y las de terceros. Esta doble condición es una ventaja y un inconveniente. Su modelo fascina tanto como preocupa: innovación radical, asociaciones mundiales, pero aún sin rentabilidad a la vista. ¿Esta vez será la buena? Los analistas prevén que alcance el umbral de rentabilidad en 2027.
  • Puma
    Una marca relativamente fuerte a escala mundial, pero con una rentabilidad que va a la zaga de sus grandes rivales Nike y Adidas. Sin contar la competencia de los nuevos operadores y la incertidumbre provocada por el dictado de las redes sociales. Puma es un poco el Kering de la moda de gran consumo. ¿Conseguirá el nuevo director, procedente de Adidas, enderezar el rumbo?
  • Reckitt
    El grupo británico de productos de gran consumo atraviesa una zona de turbulencias. Líder en varios segmentos, ha tenido problemas con algunas innovaciones y su última adquisición importante (Mead Johnson) ha tenido dificultades. La cotización se encuentra al mismo nivel que hace diez años. Para intentar revitalizar la empresa, la dirección ha puesto a la venta algunas de sus marcas de productos de limpieza (Calgon, Air Wick, etc.) para centrarse en sus activos más rentables, como Durex, Strepsils o Veet.
  • Rémy Cointreau
    El grupo de bebidas espirituosas sufre una resaca pospandemia, especialmente en China. Sin embargo, la empresa, que evoluciona en niveles similares a los de hace casi 15 años, sigue siendo un activo único con visibilidad mundial. Por el momento, los inversores se mantienen al margen por temor a la doble penalización de la desaceleración chino-estadounidense debido a la guerra comercial.
  • RWE
    La empresa energética alemana está en el punto de mira del fondo activista Elliott, conocido por su combatividad. El inversor ha adquirido el 5% del capital y ha felicitado a la empresa por reducir su programa de inversiones, al tiempo que le insta a recomprar más acciones. Esto podría provocar cambios en el seno del grupo.
  • Swatch
    El grupo relojero suizo es, desde hace años, el enfermo del sector del lujo europeo. Con una cartera heterogénea y una gran dependencia de Asia, su futuro sigue siendo incierto, pero se han barajado algunas ideas para despertar a la bella durmiente. Por ejemplo, dejar de cotizar en bolsa de la mano de la familia Hayek. Es un rumor que surge con cierta regularidad en el mercado, pero que se intensifica cuando las acciones se acercan a los mínimos alcanzados durante la crisis financiera de 2008.
  • Ubisoft
    Al desarrollador de videojuegos le está costando recuperarse de varios fracasos comerciales y la retirada parcial de Tencent. Rumores de compra o reestructuraciones en serie son los problemas, y Ubisoft sigue en el punto de mira, presa débil en una industria en plena concentración. Por fin han empezado a moverse las cosas últimamente, cuando la compañía ha creado una filial con Tencent para albergar sus marcas más fuertes. Los pequeños accionistas hubieran preferido una operación más radical, pero quizá sea el comienzo de algo.
  • Viridien
    Antigua CGG, la empresa se ha reorientado hacia los servicios geofísicos y tiende a desmentir la estadística del mercado según la cual las empresas que llevan a cabo varias operaciones de canje de deuda por acciones para evitar la quiebra siempre acaban estrellándose. Se trata de un nicho cíclico, dependiente del petróleo, pero que atrae a los fondos en busca de recuperación industrial.
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