Tokio está llevando a cabo su mayor aumento de armamento desde la Segunda Guerra Mundial ante la rápida modernización militar de Pekín y cuando Corea del Norte ha lanzado decenas de misiles en su dirección este año.

Preguntado por el informe del Yomiuri, el Secretario Jefe del Gabinete, Hirokazu Matsuno, dijo que no se había decidido nada.

Japón tiene previsto revisar su estrategia de seguridad nacional, así como otros puestos clave de defensa, para finales de año. Ya ha dicho que tiene la intención de ampliar el alcance de los misiles terrestres como parte de una nueva estrategia para dar a sus militares la capacidad de atacar objetivos lejanos tanto en el mar como en tierra.

Los Tomahawks pueden alcanzar objetivos a más de 1.000 km (620 millas) de distancia, lo que pone a partes de China y del Lejano Oriente ruso a su alcance.

El diario económico Nikkei informó por separado este mes de que Japón también estaba considerando el despliegue de misiles hipersónicos para 2030 con el fin de aumentar la disuasión.