"Corta pronto tus pérdidas y deja correr tus ganancias". Estos dos adagios son propuestos regularmente por varios operadores de renombre, como Victor Sperandeo, Randy McKay y Paul Tudor Jones, en la serie de libros de Jack Schwager titulada "Market Wizards".

Estos inversores aplican estos consejos no sólo a las inversiones en renta variable, sino también a otras clases de activos, como las materias primas y el comercio de futuros. El primero de ellos los considera muy relevantes en el caso de grandes apuestas, mientras que el segundo recomienda asegurarse de que puede equivocarse varias veces seguidas sin dañar su capital. Por último, William Eckhardt, un operador matemático, sostiene que la tasa de éxito de las operaciones no es una estadística fiable, y que es mejor maximizar las ganancias escasas que multiplicar las jugadas ganadoras.

En la inversión a largo plazo, la estrategia de "reduce tus pérdidas y deja correr tus ganancias" parece dar buenos resultados, ya que algunos valores pueden crecer un 300%, compensando con creces unas pérdidas que "sólo" pueden ser del 100%. Suponiendo, por supuesto, que haya realizado una selección de valores de alta calidad. Los operadores a corto plazo, que suelen estar muy apalancados, también deben adoptar estas reglas para proteger su capital de fuertes pérdidas.

Hace unos meses, nuestros expertos se interesaron por un estudio de tres investigadores (Victor Haghani, Vladimir Ragulin y James White) que aplicaron estos adagios a una estrategia de inversión y la compararon con una cartera compuesta por un 70% de renta variable y un 30% de bonos del Tesoro estadounidense, basándose en las siguientes hipótesissor, basada en el criterio de vender posiciones en el S&P 500 y pasar a bonos del Tesoro cuando la rentabilidad a 12 meses del S&P 500 cae por debajo del -5%, con un retorno al mercado tras un periodo de al menos tres meses si la rentabilidad supera este umbral. Su simulación, que abarcaba el periodo de 1929 a 2023, mostró que esta estrategia habría convertido 1 dólar en 5.500 dólares, frente a los 1.600 dólares de una cartera convencional, con un rendimiento especialmente bueno durante las crisis de 1929-1932 y 2008.

Nuestros expertos tienen reservas sobre esta estrategia. Cuestiona la validez del backtest, que podría ser el resultado de una sobreoptimización de los parámetros, y critica el hecho de que la cartera contenga un 30% de bonos del Tesoro, que considera poco rentables a largo plazo. Por último, destaca las dificultades emocionales y la disciplina necesarias para seguir una estrategia de este tipo a largo plazo, que la hacen poco aplicable a todo tipo de inversores.