Daniel Chapo, del partido Frelimo, en el poder desde hace mucho tiempo, asumió el cargo el miércoles, tras meses de protestas de la oposición contra su controvertida victoria electoral en las que, según grupos de la sociedad civil, han muerto más de 300 personas.
El gobierno del país sudafricano apuesta por los proyectos energéticos de TotalEnergies, ExxonMobil y otras empresas para revolucionar su diminuta economía y dar mayor seguridad a sus tambaleantes finanzas públicas.
Refiriéndose al proyecto de 20.000 millones de dólares de TotalEnergies en la inquieta provincia de Cabo Delgado, que está en suspenso desde 2021 cuando una insurgencia islamista amenazó el lugar, Chapo dijo que el gobierno no estaba en condiciones de revisar las condiciones porque la empresa francesa aún no estaba produciendo gas.
"Actualmente están haciendo inversiones, los contratos son nuevos, por eso para estos casos no hay lugar a revisar los contratos, porque todavía ni siquiera han entrado en vigencia, en términos de operación", dijo a Reuters en una entrevista.
Se espera que Chapo, una figura alta e imponente arrancada de una relativa oscuridad como gobernador de la provincia de Inhambane, rica en gas, de 48 años, intente imprimir rápidamente su autoridad tras las protestas postelectorales, que han perturbado a las empresas extranjeras que operan en Mozambique, entre ellas Syrah Resources y Gemfields Group.
TotalEnergies y ExxonMobil pretenden reanudar pronto la construcción de sus proyectos de GNL, ya que la situación de seguridad en Cabo Delgado ha mejorado a pesar de que continúan los ataques esporádicos de los insurgentes.
Las autoridades mozambiqueñas seguirán luchando contra los insurgentes con el apoyo de soldados ruandeses y de los países vecinos, declaró Chapo.
Sobre las protestas de la oposición contra su victoria electoral, Chapo dijo que el diálogo era la única forma de resolverlas.
Preguntado por el asedio a la mina ilegal de Stilfontein, en Sudáfrica, donde más de 1.000 mozambiqueños fueron recuperados en una operación policial que cortó el suministro de alimentos y agua durante varios meses, Chapo dijo que la minería ilegal era un problema al que también se enfrentaba Mozambique y difícil de controlar.
"Para el gobierno sudafricano, esa mina ya había sido cerrada. Es una mina para olvidar. La situación que se produjo ya ha pasado, por desgracia. Y me siento muy triste", dijo.