DOHA, 11 dic (Reuters) - Los principales ministros árabes de Energía de la OPEP llegaron el lunes a Doha para participar en la 12ª Conferencia Árabe sobre Energía, mientras los países se enfrentan en la cumbre sobre el clima COP28 de la ONU por un posible acuerdo para eliminar de manera gradual los combustibles fósiles.

El secretario general de la OPEP, Haitham al-Ghais, en una carta fechada el 6 de diciembre y vista por Reuters, instó a los miembros de la OPEP a rechazar cualquier acuerdo de la COP28 que tenga como objetivo los combustibles fósiles en lugar de las emisiones.

Los países de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) poseen alrededor del 80% de las reservas probadas de petróleo del mundo, la mayor parte de las cuales se concentra entre los miembros de Oriente Próximo.

Para la mayoría de dichos países, los ingresos del petróleo son la principal fuente de ingresos, por lo que cualquier mensaje de la COP28 dirigido a recortar la demanda de crudo y gas se convierte en una cuestión de supervivencia.

A la reunión sobre energía acudieron ministros de Irak, Kuwait, Argelia, Libia y Omán, país no miembro de la OPEP, así como el ministro saudí de Energía, el príncipe Abdulaziz bin Salman, que había estado en Dubái para asistir a la cumbre de la ONU sobre el clima.

El ministro de Energía de Emiratos Árabes Unidos, Suhail Mohamed al-Mazrouei, estuvo ausente.

Los Emiratos Árabes Unidos, el segundo país árabe en acoger la cumbre del clima después de Egipto en 2022 y miembro de la OPEP, han pedido junto a otros productores de energía del golfo Pérsico una transición energética más realista desde su óptica, en la que los combustibles fósiles mantengan un papel en asegurar el suministro de energía mientras las industrias se descarbonizan.

Sultan al-Jaber, jefe del gigante petrolero estatal emiratí ADNOC, es el presidente de la COP28, y ha mantenido que la reducción progresiva de los combustibles fósiles es inevitable y esencial, pero como parte de una transición que tenga en cuenta las circunstancias de cada país y región.

Arabia Saudita, líder de facto de la OPEP, y su principal aliado, Rusia, son algunos de los países que insisten en que la conferencia COP28 de Dubái se centre en las emisiones, en lugar de en los combustibles fósiles que las causan, según observadores de las negociaciones.

Qatar, que abandonó la OPEP en 2018, pero cuya posición está en gran medida alineada con otras naciones productoras de petróleo y gas, dijo que había invertido decenas de miles de millones de dólares en su industria de GNL, pese a que muchos dudaban de la viabilidad de tales inversiones.

"Nuestra decisión en ese momento se basó en una comprensión realista de los fundamentos del mercado y los esfuerzos para reducir las emisiones globales de carbono", dijo Saad al-Kaabi, el jefe de la compañía estatal de energía de Qatar, en la conferencia.

FASE DE RETIRADA

Al menos 80 países, entre ellos Estados Unidos, la Unión Europea y muchas naciones pobres y vulnerables al cambio climático, exigen que el acuerdo de la COP28 establezca claramente el fin del uso de combustibles fósiles.

"Kuwait trabaja según una política basada en la preservación de las fuentes de riqueza petrolífera y su explotación y desarrollo óptimos", declaró el ministro de Petróleo, Saad al-Barrak, quien añadió que el petróleo era una fuente de energía primaria para Kuwait y el resto del mundo.

Al igual que Kaabi, Barrak también habló de la importancia de invertir para aumentar la capacidad de producción de recursos energéticos basados en combustibles fósiles.

Los acuerdos en las cumbres de la ONU sobre el clima deben aprobarse por consenso entre los casi 200 países presentes. El objetivo de las cumbres es establecer un consenso sobre los próximos pasos que debe dar el mundo para hacer frente al cambio climático, aunque depende de cada país garantizar que así sea a través de sus políticas e inversiones nacionales.

Está previsto que la COP28 finalice el 12 de diciembre, al igual que la 12ª Conferencia Árabe sobre Energía, de dos días de duración.

(Escrito por Nadine Awadalla y Ahmad Ghaddar; Editado por Jason Neely, traducido por Tomás Cobos)