Para empezar, la información sobre una empresa puede dividirse en dos categorías:

  • Datos cuantitativos (cifras de ventas, beneficios, deuda, márgenes, etc.).
  • Datos cualitativos, más difíciles de captar (personalidad del directivo, marca, cultura de empresa, historia, papel de la empresa en nuestras vidas, etc.), que se engloban bajo el epígrafe de storytelling y están impregnados de marketing.

Y hay dos teorías de inversión opuestas:

  • La del gran inversor Peter Lynch, que aconseja invertir sólo en empresas que conoces y comprendes.
  • La otra es centrarse únicamente en los datos cuantitativos, ignorando los aspectos narrativos y emocionales que pueden sesgar la decisión.

Como recordatorio, el storytelling es un elemento importante en la toma de decisiones de la mayoría de los inversores individuales, pero es un componente emocional. Así que veamos si invertir basándose en cifras puede tener sentido.

Comparemos dos sociedades anónimas, A y B, de tamaño similar, con una capitalización bursátil de 400 millones de euros.

  • A es relativamente cíclica, con un bajo crecimiento en los últimos años, un margen de explotación de entre el 5% y el 8%, y un margen neto de entre el 2% y el 5%. Además, A está más apalancada, paga un precio muy alto (16 veces los beneficios del ejercicio analizado) y los analistas han rebajado mucho sus expectativas sobre la acción.
  • B también es relativamente cíclica, tiene mejores perspectivas de crecimiento, un margen operativo de entre el 7% y el 8% y un margen neto de entre el 4,5% y el 6%. B tiene poca deuda, su precio es barato (3 veces los beneficios) y los analistas han revisado al alza los resultados de la empresa.

Veamos ahora de qué empresas estamos hablando.

  • La empresa A es Maisons du Monde, el conocido minorista de muebles y artículos para el hogar, cuya actividad y modelo de negocio son fáciles de entender.
  • La empresa B es Jacquet Metals, un distribuidor de acero BtoB menos conocido cuya actividad, competidores y mercados conocemos poco.

Lógicamente, basándonos en las cifras, la empresa B parece más atractiva. Sin embargo, muchos inversores franceses elegirían en realidad la empresa A, tranquilizados por sus conocimientos y la atractiva narración de la historia.

Para no dejarse atrapar por las emociones, los conocimientos o las modas, es útil que los inversores se doten de herramientas imparciales, como el stock screener, que permite filtrar las empresas según criterios cuantitativos. De este modo, se pueden descubrir empresas sanas y luego profundizar en su historia, gestión y cultura corporativa para seleccionarlas según criterios más personales y, finalmente, sacar a la luz empresas que combinan unos resultados sólidos con una buena historia.