Antiguamente, era impensable que Estados Unidos tuviera tipos de interés negativos. El coronavirus ha hecho que sea concebible. Aunque la Reserva Federal casi lo ha descartado, el gran impacto en la economía y en los mercados financieros de la pandemia ha obligado a los inversores a pensar seriamente en las implicaciones de un cambio tan drástico en la política monetaria.

Las opciones sobre tipos de interés en los mercados, que miden las expectativas de la política monetaria, implicaban el lunes una probabilidad del 23% de que la tasa de referencia de los fondos federales se sitúe por debajo de cero a finales de diciembre, según datos de BofA Securities, elaborados con las opciones con vencimientos cercanos sobre "swaps" de tipos de interés en Estados Unidos. Este dato contrasta con un 9%-10% de probabilidad la semana pasada.

Los futuros sobre los fondos federales están cotizando en los mercados con tipos de aproximadamente un punto básico por debajo de cero para junio de 2021, recogiendo el temor de que EEUU se dirija hacia su mayor caída desde la Gran Depresión.

"Ha pasado de ser teórico a claramente posible", dijo Michael Purves, máximo ejecutivo de Tallbacken Capital Advisors.

Purves todavía cree que la Reserva Federal está "muy lejos" de entrar en territorio negativo. Sin embargo, los movimientos de las cotizaciones, sin precedentes, muestran que el mercado no descarta lo impensable, y que los inversores se preparan para consecuencias que van desde la reducción de las ganancias bancarias hasta rendimientos de los bonos por debajo de cero, turbulencias en los mercados monetarios y salida de capitales.

Scott Minerd, director de inversiones globales de Guggenheim Partners, ve la posibilidad de que la compra de bonos por parte de la Reserva Federal empuje los rendimientos de la deuda estadounidense de referencia a un desconocido territorio negativo.

Una proyección en el sitio web de Guggenheim Partners muestra que los rendimientos de referencia a 10 años se situarían en el -0,5% a finales de 2021.

A los inversores les preocupa que la posibilidad de que Estados Unidos cruce el límite de cero pueda tener mayores efectos secundarios perturbadores en los mercados monetarios que los años de tasas negativas en Europa y Japón.

"La adopción de tipos negativos en Estados Unidos causaría más trastornos que en Japón o Europa", dijo Ayako Sera, estratega de mercado de Sumitomo Mitsui Trust Bank, en Tokio.

"En Estados Unidos, las empresas dependen de los mercados de crédito para su financiación... la adopción de tasas negativas en Estados Unidos perturbaría la fijación de precios de muchísimos valores".

A LA ESPERA DE POWELL

El límite inferior de la horquilla de tipos que ha fijado la Reserva Federal ya es cero. Por lo general, las tasas negativas se consideran una medida de emergencia para estimular aún más el crecimiento.

Sin embargo, debido a que años de políticas de este tipo en Europa y Japón no han traído la panacea, hay mucho escepticismo sobre si Estados Unidos seguirá su ejemplo.

El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, dijo en marzo que es poco probable que las tasas negativas ayuden a la economía. Los inversores esperan que refuerce ese mensaje durante los comentarios de la teleconferencia programada para el miércoles.

La oposición política a una medida que perjudicaría a los ahorradores, en un país donde el ahorro es una parte integral de la mentalidad nacional, también sería difícil de gestionar. Además, el sector financiero se vería perjudicado, ya que los ingresos por préstamos dependen de los márgenes en los tipos de interés.

Aun así, el daño económico causado por la pandemia ya ha obligado a la Reserva Federal a lanzar una gama de programas sin precedentes, entre ellos el de ampliar su compra de bonos corporativos para incluir algunos valores de deuda de grado especulativo.

"Es posible que haya tasas negativas", dijo Akira Takei, gestor de fondos de Asset Management One.

Esta política monetaria redistribuye eficazmente los ingresos de aquellos que durante muchos años se han beneficiado de dar préstamos a aquellos que necesitan pedir prestado, dijo. "En ese sentido, es similar a algunos programas de apoyo a los ingresos y al alquiler para aquellos que se han visto afectados por los confinamientos".

DEMANDA DE BONOS, QUIZÁ NO DE ACCIONES

Los tipos ultrabajos impulsan la demanda de bonos, ya que su cupón más alto se vuelve más atractivo.

Esto a su vez reduce los rendimientos, un factor que ya ha hecho subir los precios del oro, ya que el metal gana atractivo en relación con los bonos. El oro ha subido alrededor de un 12% este año.

Aparte de estas consecuencias, los tipos negativos podrían hacer que el dinero salga de EEUU, ya que los inversores buscan mayores rendimientos en el extranjero, dijo Cecilia Chan, directora de inversiones de Asia-Pacífico para renta fija en HSBC Global Asset Management en Hong Kong.

"No espero que las tasas negativas se mantengan en Estados Unidos", dijo. "Pero creo que el impacto en el crédito asiático sería probablemente positivo. Los bonos asiáticos ofrecen un buen repunte del rendimiento frente a los tipos de depósito".

En la renta variable, las consecuencias son menos claras debido al extremo nivel de incertidumbre en torno a las ganancias actuales y futuras de las empresas.

Los tipos negativos podrían acelerar la rotación, desde las empresas financieras hacia los sectores farmacéutico, de servicios básicos como la electricidad y de telecomunicaciones, en los que los dividendos tienden a ser más altos, según John Praveen, gestor de cartera de QMA (negocio de inversión cuantitativa en renta variable y multiactivos globales de PGIM).

Sin embargo, cree que es poco probable que las tasas caigan por debajo de cero en el corto plazo y, si lo hicieran, sería una mala señal.

"Si la Reserva Federal decide realmente ir a terreno negativo es una señal de que se han quedado sin munición. Claramente ese no es el caso".

(Información de Saqib Iqbal Ahmed, Gertrude Chavez-Dreyfuss y April Joyner en Nueva York, Stanley White y Hideyuki Sano en Tokio y Tom Westbrook en Singapur; información adicional de Megan Davies, Ira Iosebashvili; edición de Vidya Ranganathan y Shri Navaratnam; traducido por Tomás Cobos)