Por Brett Forrest 
   THE WALL STREET JOURNAL 
 

WASHINGTON -- La Administración Biden está revisando la política de Estados Unidos respecto al gasoducto Nord Stream 2, diseñado para llevar gas natural ruso a Alemania por debajo del mar Báltico y que está de nuevo bajo presión después de que las obras de construcción de este proyecto de US$11.000 millones se reanudaran este mes, según fuentes con conocimiento de las discusiones.

Más del 90% de este gasoducto submarino está completado. Su construcción se retomó el 6 de febrero, más de un año después de tener que parar las obras por la oposición del Gobierno de Donald Trump y porque el Congreso de Estados Unidos aprobó imponer sanciones a compañías y particulares que participaran en el proyecto. Por el momento, la Administración Biden no ha impuesto las penalizaciones que exige la ley.

En lugar de ello, el Gobierno de Estados Unidos ha iniciado un debate con Berlín sobre el futuro del gasoducto que incluye "amenazas de sanciones contra empresas que participen en la construcción de Nord Stream 2", indicó una fuente alemana.

El Gobierno estadounidense tiene de plazo hasta el martes para enviar una lista de compañías que considera que han infringido las leyes de Estados Unidos que se aprobaron para detener el gasoducto Nord Stream 2. Esas empresas podrían ser sancionadas, aunque la Administración Biden podría también renunciar a ello en virtud de una cláusula de interés nacional, aplacando a Alemania, un importante aliado europeo, lo que supondría una victoria para Rusia.

El Nord Stream 2 permitirá a Gazprom, el monopolio de exportación de gas ruso, abandonar prácticamente el sistema de tránsito ucraniano por el que se ha distribuido la mayor parte del gas ruso a Europa durante décadas. Los legisladores estadounidenses temen que Nord Stream 2 pueda reforzar el control de Rusia sobre el mercado energético europeo, disipar cualquier ventaja geopolítica que pueda tener todavía Ucrania en su enfrentamiento con Moscú y aumentar la influencia rusa en el continente.

La Administración Biden quiere mejorar su relación con Berlín, dañada por el escepticismo de Trump sobre la alianza de la Organización del Tratado del Atlántico Norte y las amenazas de aranceles a los productos alemanes, y por las críticas de la canciller alemana, Angela Merkel, a la política de "América primero" del expresidente de Estados Unidos.

Trump se opuso públicamente al gasoducto y en un momento dado llegó a instar a Berlín a que detuviera la construcción del mismo a cambio de evitar una guerra comercial con Estados Unidos. Las autoridades alemanas y rusas han calificado el Nord Stream 2 como una iniciativa exclusivamente comercial que promueve la seguridad energética para Europa.

Biden todavía no ha articulado una política sobre el gasoducto, aunque la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, dijo el mes pasado que "el presidente sigue creyendo que el Nord Stream 2 es un mal acuerdo para Europa".

Sin embargo, eso fue antes de que su construcción se reanudara.

--William Mauldin contribuyó a este artículo

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February 16, 2021 07:52 ET (12:52 GMT)