El caso ha provocado tensiones entre Venezuela y Argentina, que el jueves por la mañana trató de rebajar el tono de la disputa afirmando que no había ningún incidente diplomático causado por el avión.

Sin embargo, el juez federal argentino Federico Villena ordenó la incautación del avión a petición de Estados Unidos y a pesar de las quejas del gobierno izquierdista del venezolano Nicolás Maduro, informaron medios como la agencia estatal de noticias argentina Télam.

Agentes de la Oficina Federal de Investigaciones de Estados Unidos inspeccionaron el avión el jueves por la tarde, según los medios argentinos.

El avión, vendido por la compañía iraní Mahan Air a la aerolínea venezolana Emtrasur, fue inmovilizado en junio por funcionarios argentinos. Tanto Mahan Air como Emtrasur están sancionadas por Estados Unidos.

El Boeing 747 tenía una tripulación de 14 venezolanos y cinco iraníes en el momento de su llegada a Buenos Aires.

Ramón Velásquez Araguayan, ministro de Transporte de Venezuela, y un grupo de legisladores se reunieron con el embajador argentino Oscar Laborde para entregarle una declaración en la que los trabajadores de la aerolínea expresaron su deseo de que la tripulación y la aeronave regresen a su país.

La portavoz del gobierno argentino de centro-izquierda, Gabriela Cerruti, trató el jueves de minimizar el aparente conflicto entre los dos países, diciendo que las declaraciones críticas de los políticos venezolanos eran "expresiones de diferentes actores de la vida venezolana" que no implican "un incidente diplomático".