La famosa caída en bicicleta ha venido a asestar un golpe adicional al cráneo del bueno de Joe Biden (no se sabe su edad), que no deja de perder popularidad entre sus ciudadanos. Burlado la mayoría de las veces por su edad, y más raramente por sus decisiones políticas (siempre atribuidas a su proximidad al octogenario), el presidente estadounidense, sucesor de Donald Trump, debe enfrentarse a un clima político y económico bastante tenso. Entre la guerra de Ucrania, las tensiones entre China y Taiwán, un clima económico deletéreo y una caída de la popularidad, el presidente Biden no debe saber a dónde acudir.

Ante la proximidad de las elecciones de mitad de mandato, la caída del presidente estadounidense no le favorece y corre el riesgo de desacreditarlo a él y a su partido. Biden, en el cargo desde enero de 2021, heredó un país que intentaba recuperarse de la crisis COVID, especialmente gracias a unos tipos de interés históricamente bajos y a las compras masivas de activos por parte de la Reserva Federal y otros bancos centrales. 

Por desgracia, estas inyecciones masivas de liquidez en la economía han contribuido a la aparición de una inflación intensa y persistente, que ha socavado la actividad económica en todo el mundo. Para frenar la marea, los bancos centrales han invertido el rumbo y ahora están eliminando la flexibilización cuantitativa y subiendo los tipos de interés. Y como las malas noticias nunca vienen solas, este endurecimiento de la economía eleva ahora la amenaza de una recesión generalizada, que según los principales bancos estadounidenses es cada vez más probable.

Por último, ¿podría ser Jerome Powell el responsable de la caída en desgracia de Joe Biden, tanto en términos de ciclismo como de popularidad? La pregunta merece ser formulada.

Dibujo de Amandine Victor para MarketScreener