LONDRES, 14 dic (Reuters) - El primer ministro británico, Boris Johnson, se enfrenta este martes a una revuelta importante entre sus legisladores conservadores en una votación parlamentaria sobre las nuevas restricciones para intentar frenar la propagación de la nueva variante ómicron del coronavirus.

Es previsible que las medidas --que incluyen ordenar a la gente que trabaje desde casa, que lleve mascarillas en los lugares públicos y que utilice pases COVID-19 para entrar en algunos locales-- sean aprobadas por el Parlamento, ya que Johnson contará con votos del opositor Partido Laborista.

Se trata de un nuevo revés para un primer ministro que ya se encuentra bajo presión tras denunciarse las fiestas celebradas en su despacho de Downing Street el año pasado, cuando estaban prohibidas reuniones de ese tipo, además de una costosa reforma de su apartamento y la caótica retirada de Afganistán.

Muchos de sus parlamentarios afirman que las restricciones son draconianas, y varios de ellos están molestos por la introducción de un certificado de vacunación, denominado pasaporte COVID, para entrar en algunos locales, como los clubes nocturnos.

"Es un error que la gente tenga que presentar lo que es esencialmente una tarjeta de identificación sanitaria antes de poder acceder a servicios que deberían estar disponibles para todos", dijo el legislador conservador y exministro, David Jones.

"Hay que animar a la gente a que se vacune... pero en última instancia la gente tiene que responsabilizarse de su propia salud. Negar a las personas no vacunadas el acceso a los servicios es crear una sociedad de dos niveles. Ese no es el tipo de país en el que la mayoría de nosotros querríamos vivir", declaró a Reuters.

Los legisladores tienen previsto iniciar votaciones consecutivas sobre las medidas por turnos a partir de las 1830 GMT.

El Gobierno afirma que las medidas son necesarias para frenar la propagación de ómicron, que representa más del 40% de las infecciones en Londres y se espera que se convierta en la cepa dominante en la capital británica.

Una persona ha muerto tras contraer la variante y 10 personas han sido hospitalizadas con ómicron en toda Inglaterra.

El Gobierno se está movilizando para tratar de ganarse a los conservadores refractarios, diciendo que las personas que no han sido doblemente pinchadas pueden, en cambio, ofrecer una prueba de flujo lateral negativa para acceder a los recintos cerrados de más de 500 personas.

"Sobre la cuestión de la certificación ... se requiere una prueba de una prueba negativa a menos que se esté doblemente vacunado y nos permite mantener algunos de estos establecimientos abiertos, lo que es vital para el sector de hostelería", dijo el portavoz el lunes.

(Reporte de Elizabeth Piper y Kylie MacLellan; Edición de Raissa Kasolowsky; Traducción de Flora Gómez)