RÍO DE JANEIRO, 3 oct (Reuters) -El presidente brasileño Jair Bolsonaro y su rival de izquierda Luiz Inácio Lula da Silva se preparaban el lunes para otras cuatro semanas de intensa campaña en un país profundamente dividido, ya que la inesperada fuerte votación del mandatario derechista perfiló una reñida segunda vuelta el 30 de octubre.

Lula, un expresidente que fue encarcelado por condenas de corrupción que luego fueron anuladas, recibió la mayor cantidad de votos en las elecciones presidenciales del domingo, y para muchos sigue siendo el favorito para el balotaje de finales de este mes.

Pero el desempeño mejor de lo esperado de Bolsonaro revitalizó su campaña, dando crédito a su afirmación de que los encuestadores se equivocaban al darlo por derrotado en las elecciones más tensas de Brasil desde el fin del régimen militar en 1985.

La fuerte actuación del líder de la extrema derecha también prolongó los interrogantes sobre si las instituciones democráticas de Brasil serán capaces de hacer frente a sus infundadas acusaciones de que el sistema de votación del país no es fiable.

Paseando a su perro en el barrio de Lagoa, en Río de Janeiro, Marcia Oliviera, de 69 años, se mostró indignada por cómo las encuestas erraron el apoyo a Bolsonaro.

"Las empresas de encuestas tienen cero credibilidad", dijo, y calificó a Lula de un "sinvergüenza, ladrón, encantador de serpientes. Me parece increíble que la gente pueda votar por él".

La mayoría de las empresas de sondeos daban a Lula una ventaja de entre 10 y 15 puntos antes de la votación del domingo, lo que aumentaba la posibilidad de una victoria del izquierdista en la primera vuelta.

Con el 99,99% de los votos electrónicos escrutados, Lula había obtenido el 48,4% de los votos frente al 43,2% de Bolsonaro, lo que significa que ninguno de los dos consiguió el más del 50% necesario para evitar una segunda vuelta.

Los votos restantes fueron a parar a otros nueve candidatos que ahora están eliminados de la carrera.

El derechista Partido Liberal (PL) de Bolsonaro ganó 99 escaños en la Cámara baja de 513 miembros, frente a los 77 que tenía, y los partidos de derecha aliados a Bolsonaro controlan ahora la mitad del hemiciclo. Los candidatos del PL ganaron 13 de los 27 escaños en juego en el Senado y podrían conseguir dos más en la segunda vuelta, dijo un portavoz del partido.

El resultado disparaba a los mercados brasileños, ante la expectativa de que pueda obligar a Lula a moverse hacia el centro y limitar su margen de maniobra para realizar cambios políticos drásticos, incluso si finalmente triunfa.

El real brasileño se fortalecía aproximadamente un 4,23% frente al dólar a las 1552 GMT, mientras que el índice bursátil Ibovespa subía un 4,56%.

Las empresas estatales lideraban las ganancias en el principal índice bursátil de Brasil, con las acciones del gigante petrolero Petrobras y del prestamista Banco do Brasil saltando cerca de un 8%. Los inversores apuestan a que un potencial segundo mandato de Bolsonaro podría ver una ola de privatizaciones.

El apoyo a los candidatos que terminaron tercero y cuarto también cayó por debajo de las encuestas recientes, lo que sugiere que algunos de sus partidarios pueden haber optado por Bolsonaro al momento de votar.

La atención se centrará ahora a quién apoyará la senadora centrista Simone Tebet y el exlegislador de centro-izquierda Ciro Gomes. Tebet obtuvo el 4% de los votos, mientras que Gomes consiguió el 3%. Ambos dijeron el domingo por la noche que anunciarían sus decisiones sobre los apoyos en los próximos días.

Después de su inesperada votación, muchos analistas dijeron que el impulso electoral está ahora con Bolsonaro. Si logra una remontada, rompería con una ola de victorias de izquierdistas en toda la región en los últimos años, incluyendo México, Colombia, Argentina y Chile.

Capital Economics dijo en una nota que Lula sigue siendo el favorito. Pero agregó que el "desempeño sorprendentemente fuerte" de Bolsonaro y sus aliados ofrecerá severos obstáculos para gobernar el país más grande de América Latina.

"Eso debería ayudar a atemperar los temores de un cambio brusco hacia la izquierda".

El domingo por la noche, Bolsonaro adoptó un tono más estadista que el habitual, expresando su confianza en que la victoria estaba al alcance de la mano y evitando sus habituales ataques infundados al sistema de votación de Brasil.

En el período previo a la votación, había hecho acusaciones infundadas sobre la integridad del sistema de votación electrónica y había sugerido que podría no reconocer los resultados si perdía.

"Pienso hacer las alianzas políticas correctas para ganar esta elección", dijo a los periodistas, señalando los significativos avances de su partido en el Congreso.

Lula dio un giro optimista al resultado, diciendo que esperaba otro mes de campaña y la oportunidad de debatir con Bolsonaro cara a cara.

Sin embargo, dentro de su campaña había frustración por no haber alcanzado la mayoría absoluta, así como por los débiles resultados en las elecciones estatales fuera del tradicional bastión de su partido en el noreste del país.

(Reporte de Gram Slattery y Gabriel Stargardter en Río de Janeiro; reporte adicional de Lisandra Paraguassu, Gabriel Araujo y Eduardo Simoes en Sao Paulo y Ricardo Brito y Maria Carolina Marcello en Brasilia; Escrito por Anthony Boadle y Gabriel Stargardter; Editado en Español por Ricardo Figueroa)

Por Gram Slattery y Gabriel Stargardter