Fundado en 2001 por Union Square Hospitality Group (USHG) de Danny Meyer, que posee y explota varios restaurantes neoyorquinos como Union Square Café, Gramercy Tavern y Blue Smoke, Shake Shack era originalmente un carrito de perritos calientes creado para apoyar la rehabilitación del Madison Square Park de Nueva York. Rápidamente creció hasta incluir más de 240 establecimientos en 32 estados de EE.UU. y más de 140 establecimientos internacionales en Londres, Hong Kong, Shanghái, Singapur, Ciudad de México, Estambul, Dubái, Tokio y Seúl, entre otros. Sigue expandiéndose tanto a escala nacional como internacional.
 
El sector de la comida rápida es muy competitivo, pero potencialmente muy atractivo cuando funciona y las ventas en tiendas comparables aumentan año tras año, gracias a las economías de escala. Si cada punto de venta consigue buenas ventas comparables, el margen bruto aumenta considerablemente, lo que se refleja directamente en el resultado: es el apalancamiento operativo. 
 
Un desarrollo en dos etapas
 
Desde el punto de vista financiero, Shake Shack ha recaudado relativamente poco capital en los últimos 10 años (300 millones de dólares en acciones y 230 millones de dólares en deuda, para un total de 530 millones de dólares) para financiar un programa de inversión de 700 millones de dólares. Al mismo tiempo, sus ventas crecieron de 57 millones de dólares a 865 millones y ahora se acercan a los 1.000 millones. La empresa explotaba 21 centros en 2012 y ahora tiene más de 380.

La evolución del grupo ha sido en dos fases: hasta 2017, el capex siempre estuvo limitado por el flujo de caja, en un enfoque muy conservador. Sin embargo, entre 2017 y 2022 se ha producido una aceleración y el capex es ahora el doble que el flujo de caja operativo.
 
Si nos fijamos en el número de restaurantes, parece que hubo una primera fase de prueba de concepto hasta 2017, cuando el grupo contaba con 159 locales, y una segunda fase de clara aceleración en las aperturas, hasta las 380 unidades. Esta hipótesis se ve confirmada por el WCR (working capital requirement), que engulle mucho más efectivo que antes.
 
Hay dos razones para esta estrategia más agresiva en los últimos 5 años:
 
- Como funcionó bien, la empresa fue a por todas tras validar el concepto.
- O, como no le iba lo suficientemente bien, se lanzó a por todas en volumen para intentar utilizar el famoso apalancamiento operativo antes mencionado.

De momento, Shake Shack no obtiene beneficios, ya que todo lo invierte en nuevas aperturas. Veamos el EBITDA para evaluar la operación. ¿Qué vemos? Un panorama desigual, ya que el EBITDA de 2022 es similar al de 2016: un claro estancamiento. Y ello incluso si eliminamos los costes de apertura de nuevos centros que la dirección se ha cuidado de incluir en su cuenta de resultados. Por eso la cotización está estancada, a pesar del fuerte crecimiento. La facturación casi se ha cuadruplicado, pero el EBITDA no se ha movido mucho.

Un sector muy competitivo
 
Como hay un aumento muy fuerte del volumen de negocios, se puede deducir que el problema de la rentabilidad está relacionado con los costes... Está claro que la inflación y la nueva necesidad del sector de la comida rápida de invertir en tecnología están añadiendo fuertes limitaciones a esta situación. Además, Shake Shack tiene una fuerte estrategia internacional y esto es necesariamente más caro que cubrir un mercado nacional en Norteamérica.
En cuanto al volumen de negocio, no será fácil aumentarlo porque el margen para subir el precio de los perritos calientes es limitado. En un mercado tan competitivo, hay un techo difícil de superar.
Por el lado del valor, estamos a x25 EV/EBITDA, que es más o menos lo mismo que Chipotle (que gana dinero) y más alto que McDonald's (x18 EV/EBITDA).... Así que, a menos que seas un fan de la marca, ¡parece que hay apuestas más atractivas en el sector de la comida rápida! 
Clasificaciónes Surperformance de Shake Shack