Por Chuin-Wei Yap 
   THE WALL STREET JOURNAL 
 

Los casi 12 meses de alzas de los metales industriales están decayendo este mes porque el desmantelamiento de los enormes estímulos en China frenan la demanda, lo que pone de manifiesto el papel crecientemente decisivo de su economía dirigida por el Estado en el auge de las materias primas mundiales.

El año pasado, el Estado chino invirtió unos US$500.000 millones para apuntalar una economía vapuleada por la pandemia. El estímulo atrajo ingentes importaciones de todo tipo de materiales, desde crudo hasta acero. Dado que Pekín desea ser líder mundial en energías verdes, muchos integrantes del sector de recursos básicos consideraron el auge como el comienzo de un arco de crecimiento de años, o "superciclo", especialmente en los metales cruciales para la electrificación y las baterías.

La incipiente recuperación económica mundial contribuyó a ese rebote. Pero China, responsable de hasta un 60% del consumo mundial de recursos, ha ido apartándose en las últimas semanas de su guía de inversiones, ya que los responsables políticos se centran de nuevo en la contención de la morosidad y en dotar a la economía de herramientas para que se base en el consumo. En un contexto de nuevas preocupaciones por la posibilidad de que algunos metales empleados para la fabricación de baterías pudieran tener sobreoferta mundial, los metales de referencia bajaron en marzo desde sus niveles récord del mes previo; el níquel cayó un 18%, el cobalto descendió un 13% y el cobre perdió un 9%.

"Sólo se podría llamar superciclo si nos olvidamos de las correcciones", comentó Alicia García-Herrero, economista jefa para Asia-Pacífico en el banco de inversión Natixis. "Las señales fundamentales son las de una recuperación cíclica, pero también hablamos de un mundo que necesita menos materias primas".

Las compras chinas provocaron rebotes en los mercados de muchos metales en los 12 meses que se cerraron a finales de febrero, por lo que se duplicaron algunos precios desde sus mínimos marcados en la pandemia. Las importaciones de cobre aumentaron el año pasado un 34% interanual, hasta un récord de 6,7 millones de toneladas métricas. Las de cobalto crecieron un 45%. Esos enormes cargamentos sacudieron a otras zonas del mundo, como por ejemplo a los fabricantes de electrodomésticos en India, que tuvieron problemas para encontrar cobre. Los fabricantes de vehículos eléctricos fuera de China tuvieron dificultades para lograr suministros de baterías. Y Japón aumentó al máximo la producción de sus plantas eléctricas al quedarse sin importaciones de gas natural.

"Estamos experimentando aumentos de los costes del orden del 15% al 20% en comparación con noviembre", comentó Kamal Nandi, jefe de negocios del fabricante indio Godrej Appliances, que depende de las importaciones de cobre para fabricar aparatos de aire acondicionado. "La mayoría de las minas no habían previsto este tipo de demanda y no tenían su producción al 100%".

Las importaciones generaron beneficios para la minería mundial. BHP Billiton Ltd, la mayor minera del mundo, anunció el mes pasado un dividendo semestral récord. LG Chem Ltd, que suministra baterías al fabricante de automóviles eléctricos Tesla Inc, registró un beneficio en 2020 que casi triplicó el del año previo. China fabrica la mitad de los vehículos eléctricos del mundo.

Pero a diferencia de lo que le ocurre con recursos como el mineral de hierro o el petróleo crudo, China depende mucho menos de los mercados mundiales para los componentes de la tecnología de baterías. China domina el suministro y procesamiento de metales para la electrificación móvil. Está invirtiendo fuertemente para encontrar alternativas a los materiales de conducción de los que carece, como el recurso al aluminio --del que el país tiene en abundancia-- en lugar del cobre, para el que depende mucho de las importaciones. Pekín se ha puesto como objetivo ser neutral en emisiones de carbono para 2060 y ha aumentado sobre todo los recursos en el exterior de cobalto, litio y níquel, los tres materiales esenciales para las baterías.

"Para Pekín, la independencia energética y la descarbonización son inseparables: al ganar la carrera de las energías limpias, China puede liberarse de las cadenas de su dependencia de otros y dominar los recursos y tecnologías que el mundo necesita para descarbonizarse", señaló la consultora Wood Mackenzie en un informe en marzo.

A comienzos de marzo, los precios del níquel, que llevaban meses disparados por la demanda prevista de baterías de China, se hundieron un 9% en un sólo día, horas después de que el productor chino de metales Tsingshan Holding Group anunciara sus planes de suministrar una gran cantidad de matas de níquel --un ingrediente de las baterías-- baratas a los fabricantes chinos, lo que acabó con las expectativas en el sector de que habría escasez del níquel necesario para fabricar baterías.

También afecta a los precios el hecho de que las mineras estadounidenses se apresuran a desarrollar nuevos suministros de litio, en parte para reducir la dependencia de China, que los analistas estiman que controlan cerca de la mitad de la producción mundial de litio y fabrica tres cuartas partes de sus baterías de ión-litio.

El anterior superciclo mundial tocó techo en torno a 2011, cuando la economía china se ralentizó por el incremento de la deuda corporativa, la construcción excesiva de infraestructuras y la sobrecapacidad industrial, que afectaron durante años a los mercados de materias primas. Pekín tiene ahora problemas estructurales similares, como el sobrecalentamiento del mercado inmobiliario, y está preparando medidas para frenar la expansión descontrolada y el consumo de materias primas.

"¿Puede seguir China con la misma demanda de materias primas? Para mí, la respuesta es no porque su crecimiento estructural se está reduciendo", sostuvo García-Herrero.

-Escriba a Chuin-Wei Yap a chuin-wei.yap@wsj.com

Versión española de María Elsa González maria.gonzalez@dowjones.com

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March 29, 2021 08:51 ET (12:51 GMT)