PEKÍN/SHANGHÁI, 15 dic (Reuters) - China se apresuró el jueves a vacunar a su población más vulnerable ante la previsión de oleadas de infecciones de COVID-19. Algunos analistas prevén que el número de víctimas mortales se dispare tras la relajación de los estrictos controles que mantuvieron a raya la pandemia durante tres años.

La presión se produce en un momento en que la Organización Mundial de la Salud también ha expresado su preocupación por el hecho de que los 1.400 millones de habitantes de China no estén suficientemente vacunados y Estados Unidos se ha ofrecido a ayudar a China a hacer frente a un aumento de las infecciones.

El pasado miércoles, Pekín comenzó a desmantelar sus estrictos controles de su política de "cero contagios", eliminando los requisitos de pruebas y suavizando las normas de cuarentena que habían causado ansiedad a decenas de millones de personas y golpeado a la segunda mayor economía del mundo.

El alejamiento de la emblemática política frente al coronavirus del presidente, Xi Jinping, se produjo tras las protestas generalizadas sin precedentes contra ella. Sin embargo, el director de emergencias de la OMS, Mike Ryan, dijo que las infecciones por COVID-19 se estaban disparando en China mucho antes de la decisión del Gobierno de eliminar gradualmente su estricto régimen.

"En estos momentos se dice que China levantó las restricciones y de repente la enfermedad está fuera de control", dijo Ryan en una rueda de prensa en Ginebra.

"La enfermedad se estaba extendiendo intensamente porque creo que las medidas de control en sí mismas no estaban deteniendo la enfermedad".

Cada vez hay más indicios de caos durante el cambio de rumbo de China, con largas colas ante las clínicas, una alta demanda de medicamentos y compras de acaparamiento en todo el país.

Un vídeo publicado en internet el miércoles mostraba a varias personas, vestidas con gruesas ropas de invierno, conectadas a goteros intravenosos mientras permanecían sentadas en taburetes en la calle frente a una clínica de la provincia central de Hubei. Reuters verificó la ubicación del vídeo.

Por todos sus esfuerzos para sofocar el virus desde que estalló en la ciudad central de Wuhan a finales de 2019, China podría pagar ahora un precio por blindar a una población que carece de "inmunidad de grupo" y tiene bajas tasas de vacunación entre los ancianos, dicen analistas.

"Las autoridades han dejado que los casos en Pekín y otras ciudades se extiendan hasta el punto en que reanudar las restricciones, las pruebas y el rastreo sería en gran medida ineficaz para controlar los brotes", dijeron analistas de Eurasia Group en una nota el jueves.

"Más de un millón de personas podrían morir de COVID-19 en los próximos meses".

Otros expertos han cifrado el número potencial de víctimas en más de 2 millones. China sólo ha notificado hasta ahora 5.235 muertes relacionadas con el COVID-19, una cifra extremadamente baja en comparación con los niveles mundiales.

Los mercados de valores de China y su moneda, el yuan, caían el jueves ante la preocupación por la propagación del virus.

China informó de 2.000 nuevas infecciones sintomáticas por COVID-19 para el 14 de diciembre, frente a las 2.291 del día anterior. Las cifras oficiales, sin embargo, se han convertido en una guía menos fiable, ya que las pruebas han disminuido. Además, el miércoles dejó de notificar cifras asintomáticas.

PREOCUPACIÓN POR LOS ANCIANOS

China, que ha afirmado que alrededor del 90% de su población está vacunada, anunció el miércoles que pondría en marcha la segunda dosis de refuerzo de la vacuna contra el COVID-19 para los grupos de alto riesgo y los ancianos mayores de 60 años.

El portavoz de la Comisión Nacional de Salud, Mi Feng, dijo el miércoles que era necesario acelerar la promoción de la vacunación, en comentarios recogidos por medios estatales.

Los últimos datos oficiales muestran que China administró 1,43 millones de vacunas el martes, muy por encima de las tasas de noviembre, que rondaban las 100.000 a 200.000 dosis diarias. En total, ha administrado 3.450 millones de vacunas.

Sin embargo, alegando las bajas tasas de vacunación de los ancianos, una residencia de Shanghái dijo el miércoles que estaba prohibiendo las visitas y las entregas no esenciales, así como haciendo acopio de medicamentos, lotes de pruebas y equipos de protección.

"Nos estamos devanando los sesos sobre cómo garantizar la seguridad de sus abuelos", escribió la residencia Yuepu Tianyi en una carta publicada en su cuenta oficial de WeChat.

Pekín se ha resistido en gran medida a las vacunas y tratamientos occidentales y ha confiado en las vacunas fabricadas localmente.

El tratamiento oral contra el COVID-19 Paxlovid, de Pfizer, es uno de los pocos medicamentos extranjeros que ha aprobado.

El tratamiento, sin embargo, sólo ha estado disponible en hospitales para pacientes de alto riesgo, pero en los últimos días han aparecido indicios de que pronto podría estar más ampliamente disponible. Las acciones de China Meheco Group Co Ltd subieron tras anunciar el miércoles un acuerdo para importar el tratamiento de la farmacéutica estadounidense.

CONFERENCIA ECONÓMICA

Mientras el virus se propaga, el presidente Xi, su Politburó gobernante y altos responsables del Gobierno iniciaron una reunión de dos días para trazar una recuperación de la maltrecha economía china, según fuentes conocedoras del asunto.

Según las fuentes, es probable que los dirigentes tracen nuevas medidas de estímulo y discutan los objetivos de crecimiento en la Conferencia Central de Trabajo Económico que se celebra anualmente a puerta cerrada en Pekín. La agencia oficial de noticias Xinhua dijo que se harían planes para impulsar el consumo interno y la inversión.

La economía china perdió impulso en noviembre, al ralentizarse el crecimiento de la producción de las fábricas y prolongarse el descenso de las ventas minoristas, incumpliendo en ambos casos las previsiones y registrando sus peores resultados desde mayo, mostraron los datos del jueves.

Economistas estiman que el crecimiento de China se ha ralentizado hasta situarse en torno al 3% este año, lo que supone uno de los peores resultados del país en casi medio siglo.

(Información de Albee Zhang, Liz Lee y Bernard Orr en Pekín, Brenda Goh en Shanghái y Stella Qiu en Sídney; escrito por John Geddie; editado en español por Benjamín Mejías Valencia)