Por Stella Yifan Xie THE WALL STREET JOURNAL
HONG KONG -- Los brotes de la variante Delta de Covid-19 están amenazando con ralentizar la recuperación económica de China e incrementan las preocupaciones sobre los costes de la estricta estrategia de control del coronavirus en el país.
Tras contener rápidamente el virus mediante confinamientos masivos la pasada primavera, las autoridades chinas ahora afrontan nuevos brotes en al menos 17 provincias, según la Comisión Nacional de Salud del país. Las nuevas infecciones diarias aumentaron a 143 el lunes, más del doble que una semana antes, cuando el país registró su máximo nivel de casos en medio año.
Aunque estas cifras son extraordinariamente pequeñas comparadas con las de otros países, la estrategia de tolerancia cero de China supone que las autoridades están respondiendo con duras medidas, como confinamientos de edificios residenciales y la cancelación de eventos públicos. Los economistas señalan que estos pasos probablemente tengan un impacto significativo en el crecimiento de China si no tienen éxito pronto en contener al virus.
La semana pasada, Pekín dijo que pospondrá su festival de cine internacional anual y canceló otra serie de eventos a gran escala, como exposiciones. La capital también suspendió el domingo vuelos y trenes de lugares con casos de Covid-19 que llegan a la ciudad.
En Nanjing, donde se detectó por primera vez la variante Delta a finales de julio, la ciudad de 9,2 millones de residentes realizó tests durante semanas.
Goldman Sachs Group y Morgan Stanley recortaron la semana pasada sus previsiones de crecimiento para el año de China al 8,3% y al 8,2%, desde el 8,6% y el 8,7%, respectivamente.
"La naturaleza más transmisible de la variante y la postura de cero tolerancia frente al Covid en China indican que el impacto económico es inevitable", comentaron la semana pasada economistas de Morgan Stanley en un informe.
Si el Covid-19 se propaga más, podría llegar a restringir la producción manufacturera de China, lo que provocaría perturbaciones en la cadena de suministro mundial que depende mucho de China para el envío de productos de electrónica, material médico y otros bienes. Una economía china más débil también podría disminuir el apetito de productos importados, lo que afectaría al crecimiento de otros países, especialmente en Asia.
A los economistas les preocupa especialmente que los brotes de Covid-19 puedan lastrar el gasto de los consumidores, exacerbando lo que muchos economistas han descrito como una recuperación desequilibrada que depende demasiado de las exportaciones a Estados Unidos y otros lugares.
Los confinamientos provocados por la variante Delta "supondrán un gran revés" para el consumo interno de China, señaló Tommy Wu, economista sénior de Oxford Economics. Los negocios de contacto directo con los clientes como el turismo serán los que sufran el peor impacto, añadió.
La firma de análisis espera que las ventas minoristas de China crezcan un 8,5% interanual en el tercer trimestre, por debajo de una previsión anterior del 12%.
Dan Wang, economista jefa de Hang Seng Bank China, dijo que el reciente brote podría impulsar la tasa de desempleo entre los trabajadores de rentas bajas, especialmente en la parte rural del país.
"Como siempre, las empresas privadas pequeñas son más vulnerables a la propagación del virus, que afecta a las oportunidades de trabajo de los empleados con rentas bajas", agregó.
En general, todavía se espera que la economía de China crezca más de un 8% este año y sobrepase fácilmente el objetivo del 6% del Gobierno. El banco central de China también podría liberar más liquidez, incluido un potencial recorte del tipo de interés de referencia, para ayudar a reducir el efecto de nuevos brotes.
Goldman Sachs indicó que sus previsiones asumen que el Ejecutivo contenga la propagación del virus "en alrededor de un mes" y que la economía podría rebotar en el cuarto trimestre si eso ocurre.
La cuestión es qué ocurrirá si se demuestra que la variante Delta, altamente contagiosa, es más difícil de contener que en ocasiones anteriores.
La tasa de vacunación de China todavía está rezagada respecto a muchos países desarrollados. Aunque el país ha administrado más de 1.790 millones de dosis a más del 40% de la población adulta, las dudas sobre la eficacia de las vacunas chinas contra la variante Delta se han incrementado.
Otro temor entre algunas economías es el riesgo de que las exportaciones --la mayor fortaleza de China durante el pasado año-- se pueda debilitar en los próximos meses si los compradores occidentales gastan más en servicios como restaurantes y viajes, y menos en bienes de consumo.
Los datos publicados durante el fin de semana mostraron que las exportaciones crecieron en julio un 19% interanual, ligeramente por debajo de las expectativas. El índice de gestores de compra --o PMI, por sus siglas en inglés-- oficial de julio indicó que la demanda extranjera de productos chinos se había reducido puesto que los nuevos pedidos de exportación bajaron a su nivel más bajo desde junio de 2020.
El sector manufacturero de China parece haberse protegido frente al Covid-19 hasta ahora, puesto que las fábricas adoptaron una serie de medidas preventivas, como los tests a los empleados. "China seguramente no quiere ser la fuente que lastra a la cadena de suministros global", dijo Wu, de Oxford Economics.
Aun así, si los contagios no se pueden controlar pronto, algunas fábricas podrían verse afectadas. Los productores de automóviles chinos podrían experimentar perturbaciones en las ventas en agosto si el virus alcanza las factorías, dijo el martes la Asociación de Vehículos de Pasajeros de China.
La mayoría de los economistas esperan que China continúe implantando restricciones donde aparezcan nuevos casos, incluso mientras Estados Unidos y otros países occidentales mantienen sus economías abiertas y aprenden a vivir con el virus.
--Raffaele Huang contribuyó a este artículo.
Versión española de María Vega Paúl maria.vega@dowjones.com
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August 11, 2021 05:18 ET (09:18 GMT)
