Por Bozorgmehr Sharafedin, Stephanie Kelly y Patricia Vicente  Rua

LONDRES, 10 mar (Reuters) - Los precios al por menor de la gasolina y el gasóleo se han disparado esta semana hasta alcanzar máximos históricos en muchos países del mundo, lo que ha llevado a los Gobiernos, desde Brasil hasta Francia, a considerar la posibilidad de aumentar las subvenciones o recortar los impuestos para proteger a los consumidores de la presión financiera.

Las medidas reflejan los riesgos económicos y políticos que los Gobiernos observan en la actual escalada energética, impulsada por el repunte de la demanda de combustible desde los días más oscuros de la pandemia de COVID-19 y las interrupciones del suministro tras la invasión rusa de Ucrania.

Si los precios siguen subiendo, como esperan muchos analistas, podrían afectar al crecimiento económico, provocar un descenso del consumo y, en algunos casos, generar disturbios políticos. En años anteriores, el aumento de los precios de los combustibles ha provocado protestas con consecuencias mortales en países como Kazajistán, Irán y Zimbabue.

"Los precios de la energía por las nubes durante un periodo de tiempo prolongado, los riesgos de racionamiento energético y, en última instancia, una recesión, están aumentando día a día", dijo Livia Gallarati, analista de mercados petroleros de Energy Aspects, en el Foro de Mercados Globales de Reuters.

Los precios del petróleo de referencia mundial cotizaban el jueves en torno a los 115 dólares el barril, frente a los 80 dólares de finales del año pasado.

Estados Unidos impuso el martes una prohibición a las importaciones de petróleo de Rusia, el tercer mayor productor mundial, como represalia por la invasión de Ucrania por parte de Moscú, y Reino Unido también dijo que las eliminaría gradualmente.

Los analistas de JP Morgan Chase & Co y Bank of America han pronosticado que las interrupciones de los flujos de petróleo ruso podrían impulsar los precios del petróleo hasta los 185 o 200 dólares por barril.

En Estados Unidos, el precio medio de la gasolina ya ha alcanzado un récord de 4,3 dólares por galón esta semana. Los precios en los surtidores podrían subir a unos 5 dólares por galón a tiempo para la festividad del Día de los Caídos, que se celebra a finales de mayo, cuando la temporada estival de conducción en el país comienza a aumentar, dijo John Kilduff, socio de Again Capital en Nueva York.

Devin Gladden, director de asuntos federales de la Asociación Americana del Automóvil, dijo que si el petróleo llega a los 200 dólares por barril, la gasolina podría alcanzar entre 6 y 7 dólares por galón.

Muchos automovilistas estadounidenses están considerando la manera de recortar otros gastos para poder pagar el combustible.

En Reino Unido, el precio medio de la gasolina sin plomo en el surtidor subió a 1,58 libras por litro, mientras que el gasóleo alcanzó 1,65 libras por litro, ambos máximos históricos, según datos de la empresa de servicios de automoción RAC unit Fuel Watch.

Los precios de la gasolina en Australia también están en máximos históricos, justo por debajo de los 2 dólares australianos por litro.

PROTEGER A LOS CONSUMIDORES

La Administración del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha tratado de combatir el aumento de los costes energéticos para los consumidores en Estados Unidos y en el extranjero, coordinando la salida de millones de barriles de crudo de las reservas de emergencia, en colaboración con otros países consumidores.

Sin embargo, Washington se ha negado hasta ahora a intervenir directamente en los puntos de venta, con exenciones fiscales o subvenciones directas.

No ocurre lo mismo en otros lugares.

Irlanda dijo el miércoles que recortará el impuesto especial sobre la gasolina y el gasóleo hasta finales de agosto para aliviar la carga del rápido aumento de los precios de la gasolina.

Portugal también bajará el impuesto especial que grava los carburantes a partir del viernes para hacer frente a un repunte sin precedentes de los precios de la energía.

Durante el fin de semana, muchos ciudadanos de todo el país se apresuraron a acudir a las gasolineras para llenar los depósitos, a la espera de un nuevo aumento de unos precios que ya han superado los 2 euros por litro.

Otros países prevén medidas similares.

En Francia, a un mes de las elecciones presidenciales, el presidente Emmanuel Macron, dijo que su Gobierno pronto dará a conocer medidas para ayudar a los hogares a lidiar con los altos precios del combustible, y señaló que ya había gastado 20 mil millones de euros al año para moderar los costes de la gasolina y la energía.

"No dejaré que nadie diga que el Gobierno no ha hecho nada", dijo Macron durante un acto de campaña el lunes.

El Gobierno de Brasil también está estudiando un nuevo programa de subsidios al diésel y la gasolina para ayudar a los consumidores, según informó esta semana el periódico O Estado de S. Paulo.

El Gobierno checo también eliminará la mezcla obligatoria de biocomponentes en los combustibles y suprimirá un impuesto de circulación para contrarrestar la subida de los precios.

Por su parte, el portavoz de combustibles de RAC, Simon Williams, pidió al Gobierno de Reino Unido que reduzca el Impuesto sobre el Valor Añadido para salvar a los hogares y a las empresas del sufrimiento financiero.

"Un recorte del 15% ahorraría a los conductores 6,5 peniques de gasolina sobre la base de la media actual... no parece justo que las arcas del Gobierno se beneficien de la subida del precio del petróleo mientras los conductores sufren", declaró a Reuters.

El Gobierno del Reino Unido no estuvo disponible de inmediato para hacer comentarios.

Mientras tanto, los altos precios del combustible podrían forzar algunos cambios en el comportamiento de los consumidores, dijo el economista jefe de AMP, Shane Oliver.

Según Oliver y Gladden, de AAA, estos cambios podrían ir desde reducir los desplazamientos en automóvil mediante medidas como compartir el vehículo o trabajar desde casa, hasta reducir el gasto en otros bienes y servicios, o acelerar el cambio a vehículos más eficientes o totalmente eléctricos.

Goldman Sachs dijo que espera que la demanda se reduzca en 1 millón de barriles al día --o casi el 1% del consumo mundial-- si los precios suben a 150 dólares.  

(Con información de Bozorgmehr Sharafedin y Kate Holton en Londres, Patricia Rua en Lisboa, Sonali Paul en Melbourne, Stephanie Kelly y David Gaffen en Nueva York, Michel Rose y Benjamin Mallet en París; edición de Richard Valdmanis, Alexandra Hudson; traducción de Flora Gómez)