WASHINGTON, 17 nov (Reuters) - La próxima persona que presida la Reserva Federal, que se espera que nombre el presidente de Estados Unidos esta misma semana, heredará una economía que se encamina hacia el crecimiento anual más rápido en una generación, con aumentos salariales que llegan a los trabajadores peor pagados, fuertes contrataciones y unas cuentas domésticas rebosantes de efectivo.

También heredará una situación en la que las casas, los automóviles, los alimentos y la ropa son cada vez más caros, y ya se trate de una renovación del actual presidente, Jerome Powell, para un segundo mandato de cuatro años, o de un ascenso para la actual gobernadora de la Fed, Lael Brainard, hacer frente a ese choque inflacionario conlleva riesgos tanto para el Gobierno estadounidense como para la economía y la Fed.

El aumento de los precios ya ha comenzado a agriar el ánimo público, llevando las cifras de aprobación de Biden al punto más bajo de su presidencia, citado en las encuestas como una preocupación que cruza las líneas de los partidos y los tramos de ingresos, y que es compartida incluso entre aquellos para los que el aumento de los precios ha sido compensado por las ayudas en curso del Estado.

Para la Reserva Federal se plantea un viejo problema bajo nuevas circunstancias, con cadenas de suministro globales enredadas, un mercado laboral estadounidense difícil de leer y potencialmente disminuido, y unos precios en alza que podrían obligarles a subir los tipos de interés y a ralentizar el crecimiento antes de que la economía recupere los niveles de empleo y de mano de obra vistos antes de la crisis del coronavirus.

Es una opción que tanto Biden como la Reserva Federal esperaban poder evitar en un intento por impulsar el crecimiento del empleo, con la expectativa de que la inflación se comportaría más o menos como lo hizo antes de la pandemia. No ha sido así.

"El 6% de inflación no es el nivel adecuado, todos estamos de acuerdo en ello", dijo Nela Richardson, economista jefe del procesador de nóminas ADP, citando los recientes aumentos de los precios al consumo, en su punto más alto de los últimos 30 años, que han anulado el aumento de los salarios y superado con creces el objetivo del 2% de la Reserva Federal.

La Fed aún espera que ese elevado ritmo de aumento de los precios sea "transitorio", pero "los consumidores más ricos tienen el lujo del tiempo", dijo Richardson. "Los consumidores de bajos ingresos y menos cualificados no lo tienen. Por mucho que entienda el argumento de la transitoriedad, esperar no es la mejor opción para algunas personas."

UNA "GRAN PREOCUPACIÓN"

Objetivamente, muchas cosas van bien. La economía añadió más de medio millón de puestos de trabajo en octubre y los analistas esperan un fuerte crecimiento del empleo en el futuro, dado el número casi récord de aperturas que han comunicado las empresas y la disposición a ofrecer salarios más altos.

Los hogares siguen disponiendo de grandes saldos de efectivo como resultado de los programas de estímulo de la pandemia, y están dispuestos a gastar gracias a los datos de las ventas minoristas, que continuaron siendo fuertes en octubre.

Las familias con hijos están recibiendo pagos mensuales que han reducido las tasas de pobreza y que, aparentemente, deberían aliviar el escozor de la subida de los precios de los alimentos y la gasolina.

Sin embargo, parece que Biden ha recibido poco o ningún crédito por ello. En una reciente encuesta de Reuters/Ipsos, la inflación fue citada por una gran mayoría de demócratas y republicanos como una "gran preocupación para mí", una opinión que no variaba mucho entre los niveles de educación, los ingresos o entre los padres, muchos de los cuales reciben los créditos fiscales mensuales por hijos.

Los republicanos se han centrado en esta cuestión como un tema potente para las elecciones de mitad de mandato del año que viene, y algunos legisladores y economistas demócratas también han pedido a la Reserva Federal que actúe con más dureza.

El Gobierno de EEUU, al igual que muchos en el banco central del país, también cree que la actual racha de inflación es un subproducto temporal de la reactivación de la economía mundial tras la pandemia.

(Reporte de Howard Schneider; Información adicional de Trevor Hunnicutt; Edición de Andrea Ricci; Traducido por José Muñoz en la redacción de Gdansk)