Por Sam Goldfarb 
   THE WALL STREET JOURNAL 
 

Los inversores siguen comprando valores del Tesoro estadounidense, desafiando las predicciones de ventas agresivas que provocarían una vuelta de los intereses de la deuda a los máximos de marzo.

Los rendimientos, que se mueven en dirección contraria a los precios de los bonos, se han mantenido estables en las últimas semanas tras subir con fuerza en el primer trimestre y luego caer en los meses posteriores mientras los inversores recortaban parte de sus previsiones económicas más optimistas.

Muchos de los analistas e inversores de Wall Street siguen argumentando que las rentabilidades van a crecer en base a la aceleración de la inflación de Estados Unidos, la aún sólida perspectiva económica y la cercanía de la reducción de las compras de bonos por parte del banco central. Sin embargo, el mercado hasta ahora no ha cooperado, lo que refleja que persiste la demanda a escala mundial.

Los valores del Tesoro superaron su principal obstáculo el viernes, cuando el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, pronunció un discurso muy esperado en el simposio anual del banco central patrocinado por la Fed de Kansas City. Los analistas creían que Powell quizás daría pistas sobre cuándo podría empezar la Fed a reducir sus compras de activos mensuales por valor de US$120.000 millones, incluidos US$80.000 millones en valores del Tesoro. En 2013, un movimiento similar provocó pánico en los mercados de bonos.

Powell cumplió, en cierta medida, al decir que piensa que el proceso podría empezar antes de final de año. Las rentabilidades, sin embargo, bajaron cuando sus comentarios se hicieron públicos, poniendo de manifiesto la casi indiferencia del mercado por el repliegue de los estímulos desde que el asunto cobró protagonismo hacia finales del año pasado.

Para explicar la caída de los intereses de la deuda pública el viernes, algunos analistas señalaron que Powell no ofreció un calendario agresivo de retirada de los estímulos, que podría comenzar con un anuncio formal en la reunión de septiembre del banco central. Además, Powell reiteró que el repliegue no conducirá automáticamente a una subida de los tipos de interés por parte de la Fed desde los niveles actuales cercanos a cero, apuntaron los analistas, lo que la mayoría cree que es lo que más impacta en los valores del Tesoro.

En diciembre, los miembros de la Fed prometieron mantener su programa de compra de bonos hasta que haya un progreso "sustancial" hacia una mejoría de la salud de la economía y del mercado laboral. Desde entonces, han dejado claro que esa meta se está acercando.

Pero Powell hizo todo lo posible el viernes por destacar que hay "un examen diferente y sustancialmente más exigente" para subir los tipos. Agregó que queda "mucho camino por recorrer" para alcanzar la meta de la Fed de pleno empleo y dedicó gran parte de su intervención a detallar nuevamente por qué cree que el ritmo del incremento de los precios de consumo podría moderarse una vez que la oferta de productos crezca hasta satisfacer la demanda.

La interpretación del mercado del mensaje de Powell quedó patente en la naturaleza del movimiento del viernes. La rentabilidad del bono a 10 años cerró ese día en el 1,311%, por debajo del 1,342% del jueves y del máximo de marzo del 1,749%. Pero el interés de la deuda a cinco años lideró los descensos, lo que sugiere que los inversores anticipan un ritmo más lento de incrementos de los tipos en el próximo lustro, cuando la política monetaria a corto plazo tendría un impacto mayor.

Los inversores prestan atención a las rentabilidades de los valores del Tesoro porque pueden influir en la perspectiva económica. El interés de la deuda a 10 años, en concreto, ayuda a establecer los tipos de interés de la economía --desde los de las hipotecas a los de los bonos corporativos-- y tiende a aumentar y bajar junto con las expectativas de crecimiento e inflación.

La caída de las rentabilidades desde marzo, por tanto, ha sido bienvenida por muchos que tienen deuda, pero ha preocupado un poco a los inversores que buscaban varias explicaciones de por qué podría ser un fenómeno temporal.

Incluso ahora, muchos creen que la cosa va a cambiar en parte por el cambio de estación, con los operadores volviendo de sus vacaciones de verano y los niños regresando al colegio, lo que anima a algunos padres a reincorporarse al mercado laboral. Los rendimientos también podrían subir cuando los nuevos casos de Covid-19 empiecen a descender, afirman algunos analistas, que destacan cómo el incremento reciente de los contagios ha afectado negativamente a la confianza de los inversores y les ha impulsado a buscar activos más seguros.

John Briggs, responsable de estrategia de NatWest Markets, señala que la rentabilidad del bono a 10 años podría repuntar al 1,65% a finales de año, a medida que disminuyen los casos de coronavirus, la inflación se mantiene elevada y los inversores empiezan a afrontar más directamente la perspectiva de un endurecimiento de la política monetaria.

-Escriba a Sam Goldfarb a sam.goldfarb@wsj.com

Versión española de Carlos López Perea carlos.perea@dowjones.com

Editado por MEG

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August 30, 2021 07:03 ET (11:03 GMT)