"Cuando se espera que la presión inflacionista se desvanezca -como es el caso actual- no tiene sentido reaccionar endureciendo la política", dijo. "El endurecimiento no afectaría a la economía hasta que el choque ya haya pasado".

Endurecer la política ahora supondría apretar los ingresos de los hogares, que ya se enfrentan a un choque por el aumento de los costes de la energía que probablemente frenará el crecimiento, añadió.

"En esta situación, el endurecimiento de la política monetaria no haría más que exacerbar el efecto contractivo sobre la economía", dijo.