El prestamista, con sede en Washington, dijo en un informe que esperaba que el crecimiento de 2022 en la región de Asia Oriental y el Pacífico, que incluye a China, se ralentizara hasta el 3,2%, por debajo de su previsión del 5,0% en abril, y del crecimiento del año anterior, del 7,2%.

La previsión más débil se debió principalmente a una fuerte desaceleración en China, causada por sus estrictas normas de cero-COVID que han perturbado la producción industrial, las ventas internas y las exportaciones, dijo el Banco Mundial.

Se prevé que China, que constituye el 86% de la producción económica de los 23 países de la región, crezca un 2,8% este año, lo que supone una importante desaceleración respecto a la previsión anterior del banco, que era del 5,0%. En 2021, la economía china se expandió un 8,1%, su mejor crecimiento en una década.

Para 2023, la segunda economía más grande del mundo fue vista creciendo al 4,5%.

"Mientras se preparan para la ralentización del crecimiento mundial, los países deben abordar las distorsiones de la política interna que son un impedimento para el desarrollo a largo plazo", dijo la vicepresidenta del Banco Mundial para Asia Oriental y el Pacífico, Manuela Ferro, en un comunicado.

Otro riesgo para las perspectivas de la región fueron las agresivas subidas de los tipos de interés que los bancos centrales de todo el mundo están llevando a cabo para combatir la creciente inflación. Esto ha provocado salidas de capital y depreciaciones de la moneda, dijo el Banco Mundial.

El organismo multilateral de ayuda advirtió a los responsables políticos sobre la imposición de controles de precios mediante subsidios, advirtiendo que estas medidas sólo beneficiarían a los ricos y alejarían el gasto público de las infraestructuras, la sanidad y la educación.

"Los controles y los subsidios enturbian las señales de los precios y perjudican la productividad", dijo en un comunicado el economista del Banco Mundial para Asia Oriental y el Pacífico, Aaditya Mattoo.