Con 269 votos a favor, 225 en contra y una abstención, el partido líder y sus aliados se quedaron cortos de la mayoría de dos tercios necesaria para aprobar el proyecto, que buscaba convertir al Instituto Nacional Electoral (INE) en un órgano más pequeño y poderoso de funcionarios electos, junto con otros cambios políticos.

Aún así, el presidente Andrés Manuel López Obrador ya ha iniciado una ruta alternativa para sacar adelante su reforma, habiendo enviado horas antes una nueva propuesta a la cámara baja. Ésta no incluye cambios constitucionales, por lo que sólo requiere la mayoría simple que ostenta la coalición gobernante.

El nuevo proyecto de ley, como se preveía, es también algo menos ambicioso, y su principal objetivo es reorganizar y redefinir las tareas administrativas del INE, así como cerrar oficinas, lo que permitirá ahorrar 150 millones de dólares al año.

El proyecto rechazado fue visto por la oposición política como una amenaza a la democracia y organizaciones como Human Rights Watch dijeron que la iniciativa "regresiva" ponía en riesgo la continuación de elecciones "libres y justas".

López Obrador, conocido por sus siglas AMLO, ha defendido su propuesta como una forma de fortalecer la democracia y reducir la influencia de los intereses económicos en la política.

A mediados de noviembre, una protesta masiva contra la reforma electoral del presidente sacó a decenas de miles de personas a las calles, lo que provocó una contramarcha encabezada por el presidente para apoyarla.

Aún así, la insistencia de AMLO en aprobar su proyecto de ley antes de dejar el cargo en 2024 ha tenido el resultado inesperado de unir a una oposición fracturada y envalentonarla de cara a las elecciones regionales del año que viene.