El ministerio prevé unos ingresos de 456.600 millones de shekels este año, de los cuales 429.000 millones provienen sólo de los impuestos.

Una economía robusta y una tasa de paro que ha descendido hasta cerca del 3% han impulsado los ingresos fiscales en un 22% en lo que va de año, lo que ha llevado a un presupuesto equilibrado en mayo, mientras que el Banco de Israel prevé un déficit presupuestario del 0,7% del producto interior bruto (PIB) en 2022.

Además de los mayores ingresos, el gasto del Estado ha disminuido y se espera que siga siendo ajustado en el próximo año, ya que no habrá un presupuesto para 2023 hasta mucho después de las elecciones generales del 1 de noviembre.

Tras un repunte del 8,2% en 2021, cuando Israel salió con fuerza de la crisis del COVID-19, el ministerio prevé un crecimiento del 4,9% en 2022 y del 3,5% en 2023, lo que supone un descenso respecto a las estimaciones anteriores del 5,1% y el 3,6%, respectivamente.

El crecimiento, dijo, estará liderado por sólidos aumentos anuales en el gasto de los consumidores, las exportaciones y la inversión, aunque más lentos que los aumentos de dos dígitos en esas categorías en 2021.

Se prevé que la inflación a finales de 2022 sea del 4,2%, frente al 4,1% de mayo, y del 3% en diciembre de 2023. Esto está muy por debajo de los niveles de los pares occidentales, pero por encima del objetivo del gobierno del 1-3%.

"Las tasas de inflación están influenciadas, por un lado, por una política monetaria y fiscal expansiva que se introdujo durante el periodo de la corona y que estimuló la demanda interna, y por otro lado, por los acontecimientos mundiales que afectaron negativamente al lado de la oferta", dijo el ministerio.

Añadió que el conflicto entre Ucrania y Rusia había provocado una subida de los precios del trigo y los combustibles, en parte debido a las sanciones impuestas a Rusia, mientras que las políticas de tolerancia cero de China con respecto a la corona han provocado importantes interrupciones en la cadena de suministro mundial.

El banco central ha recortado esta semana su previsión de crecimiento económico israelí para este año al 5% desde el 5,5% y al 3,5% desde el 4% en 2023. También espera unas tasas de inflación del 4,5% y del 2,4% en 2022 y 2023 y ha subido los tipos al 1,25% desde el 0,1% de abril -50 puntos básicos a partir del lunes- para contener las presiones sobre los precios.

(1 dólar = 3,4839 shekels)