La rápida recuperación de la demanda tras los bloqueos de la COVID-19 impulsó los precios de la energía a unos máximos que han sido impulsados a niveles récord por la invasión rusa de Ucrania, aumentando los beneficios de muchas de las compañías petroleras del mundo.

El beneficio neto ajustado de Repsol alcanzó los 2.120 millones de euros (2.170 millones de dólares) en el trimestre, frente a los 488 millones de euros del mismo periodo del año anterior. Los precios del crudo Brent subieron un 65% en el periodo, mientras que los del gas Henry Hub se dispararon un 157% de media.

El resultado de Repsol superó las expectativas de los analistas encuestados por la compañía y que dieron una previsión de beneficio neto de consenso de 1.940 millones de euros.

Sus resultados llevaron a la compañía a anunciar que aumentará el tamaño de su plan de recompra de acciones y que ahora pretende reducir el capital social en 75 millones de acciones en lugar de un objetivo anterior de 50 millones.

Entre enero y junio, algo más de la mitad de los ingresos netos ajustados de la empresa procedieron de su negocio internacional, que se dedica principalmente a la exploración y producción de hidrocarburos.

El valor creciente de los hidrocarburos conservados en reservas estratégicas en España añadió 1.200 millones de euros al beneficio neto de Repsol en el primer semestre.

Sin embargo, en una señal del cambio de enfoque en la forma en que el mundo gestiona sus fuentes de energía, Repsol realizó una provisión por deterioro de 1.840 millones de euros en su negocio de refino, citando el "contexto internacional volátil y la mayor presión regulatoria sobre los combustibles fósiles en la Unión Europea".

(1 dólar = 0,9782 euros)