Un artículo del Wall Street Journal informa sobre la creciente tendencia de los estadounidenses ricos a pedir préstamos contra sus carteras de acciones y bonos. A ello contribuye un entorno de bajos tipos de interés y un mercado alcista. En términos de rentabilidad neta, el S&P ha obtenido una media del 17% anual en los últimos cinco años.

El esquema de esta estrategia es sencillo. El prestatario que necesita dinero en efectivo pero no quiere vender sus valores los utilizará como garantía. Si la cartera se comporta mejor que el tipo de préstamo, el prestatario gana. Así, puede mantener los valores en su cartera y evitar el pago del impuesto sobre las plusvalías.

A la muerte del prestatario, sus herederos, si venden, sólo pagarán el impuesto sobre la plusvalía por la variación de los activos después de su muerte. Una importante ventaja fiscal, por decirlo de alguna manera, que el gobierno de Biden está tratando de desafiar, al menos en parte. Mientras tanto, este acuerdo, bautizado por un profesor universitario como "Buy, Borrow, Die", todavía tiene un largo camino por recorrer.

En Morgan Stanley, los clientes ricos tenían unos 68.000 millones de dólares en préstamos respaldados por activos financieros a principios de 2021.

Fuente:The company, WSJ