Los precios del cobre cayeron por tercera sesión consecutiva, ya que el jueves continuó la recogida de beneficios y los consumidores se negaron a comprar a niveles casi récord.

El cobre a tres meses en la Bolsa de Metales de Londres (LME) bajaba un 0,9% a 10.330 dólares la tonelada métrica hacia las 1036 GMT. Ha caído un 7% desde que el lunes alcanzara un máximo histórico de 11.104 dólares la tonelada.

Pero sigue subiendo un 20% en lo que va de año.

"Se reconoce que la demanda de metales no está repuntando y los fondos especulativos que entraron se están retirando", dijo Nitesh Shah, de Wisdom Tree.

Estos fondos seguirán volviendo con la confianza de un crecimiento a largo plazo de los precios del cobre, añadió Shah.

El cobre es crucial para el paso del mundo a la electrificación debido a su conductividad. Se utiliza principalmente para fabricar cables e hilos. Pero el consumo físico no ha podido ponerse al día con el frenesí especulativo.

Las existencias de cobre se mantuvieron en máximos de cuatro años en China, el principal consumidor del metal, al disminuir la demanda después de que los precios superaran los 10.000 dólares la tonelada < MCUSTX-TOTAL>.

Una nota de investigación de BNP Paribas citaba una estimación de 500.000 toneladas de existencias de alambrón de cobre sin vender en China.

El mercado mundial de cobre refinado registró un superávit de 125.000 toneladas en marzo, según informó el miércoles el Grupo Internacional de Estudios del Cobre.

En cuanto a otros metales, el plomo retrocedió tras alcanzar el miércoles un máximo de dos años, cotizando por última vez un 1,7% por debajo, a 2,275 dólares.

El aluminio LME cayó un 1% a 2.610,5 $ la tonelada, el níquel bajó un 1,2% a 20.115 $, el zinc cedió un 0,6% a 3.045,5 $ y el estaño bajó un 1,2% a 33.100 $.

El mercado está a la espera de los datos semanales de solicitudes de subsidio por desempleo en EE.UU. más adelante en la sesión, que podrían ofrecer más información sobre las próximas medidas de la Reserva Federal en materia de tipos de interés.

Unos tipos de interés más altos apoyan al dólar, lo que hace que las materias primas cotizadas en verde sean más caras para los tenedores de otras divisas.