PEKÍN, 17 ene (Reuters) - El crecimiento económico de China en 2022 se desplomó a uno de sus peores niveles en casi medio siglo, ya que el cuarto trimestre se vio duramente afectado por las estrictas restricciones del COVID y la caída del mercado inmobiliario, lo que aumentó la presión sobre los responsables de política monetaria para que revelen más estímulos este año.

El crecimiento trimestral y algunos de los indicadores de diciembre, como las ventas al por menor, superaron las expectativas del mercado, pero los analistas señalaron que el impulso económico general en toda China seguía siendo débil y destacaron los retos a los que se enfrenta Pekín tras retirar abruptamente su estrategia de "cero COVID" el mes pasado.

El producto interior bruto (PIB) creció un 2,9% en octubre-diciembre con respecto al año anterior, según mostraron el martes los datos de la Oficina Nacional de Estadística (ONE), a un ritmo inferior al 3,9% del tercer trimestre. Aun así, la tasa superó la expansión del 0,4% del segundo trimestre y las expectativas del mercado de un aumento del 1,8%.

La repentina relajación por parte de Pekín de las estrictas medidas antivirus ha impulsado las expectativas de una reactivación económica este año, pero también ha provocado un fuerte aumento de los casos de COVID que, según los economistas, podría obstaculizar el crecimiento a corto plazo. La caída del sector inmobiliario y la debilidad de la demanda mundial hacen que la recuperación del crecimiento dependa en gran medida de los consumidores.

"El 2023 de China será agitado; no sólo tendrá que sortear la amenaza de nuevas olas de COVID-19, sino que el empeoramiento del mercado inmobiliario residencial del país y la débil demanda mundial de sus exportaciones serán frenos significativos", dijo en una nota Harry Murphy Cruise, economista de Moody's Analytics.

Para 2022, el PIB se expandió un 3,0%, muy por debajo del objetivo oficial de "alrededor del 5,5%" y frenando bruscamente el crecimiento del 8,4% de 2021. Si se excluye la expansión del 2,2% tras el impacto inicial del COVID en 2020, es el peor resultado desde 1976, el último año de la Revolución Cultural de una década de duración que destrozó la economía.

"Los datos de la actividad de diciembre sorprendieron ampliamente al alza, pero siguen siendo débiles, en particular en los segmentos ligados a la demanda, como el gasto minorista", dijo en una nota Louise Loo, economista de Oxford Economics.

"Hasta ahora, los datos confirman nuestra opinión de que el impulso de la reapertura de China será algo anémico al principio, y que el gasto de los consumidores será uno de los principales rezagados en las fases iniciales", afirmó Loo.

Un sondeo de Reuters prevé que el crecimiento repunte hasta el 4,9% en 2023, a medida que los dirigentes chinos aborden algunos de los principales lastres del crecimiento: la estrategia de "cero COVID" y una grave recesión del sector inmobiliario. La mayoría de los economistas esperan que el crecimiento repunte a partir del segundo trimestre.

Un fuerte repunte en China podría atemperar una recesión mundial prevista, pero también podría causar más quebraderos de cabeza inflacionistas en todo el mundo justo cuando los responsables de política monetaria están empezando a controlar las subidas récord de los precios.

RETOS DE LA REAPERTURA

Las bolsas asiáticas caían tras los datos chinos, mientras que el yuan se desplomó a mínimos de una semana.

En términos trimestrales, el PIB se estancó en el 0,0% en el cuarto trimestre, frente a un crecimiento del 3,9% en julio-septiembre, lo que pone de manifiesto la debilidad subyacente en muchos sectores.

El levantamiento por parte de Pekín de las restricciones por COVID ha hecho que las empresas tengan que hacer frente al aumento de las infecciones, lo que sugiere una recuperación desigual a corto plazo.

"La actual 'ola de salida' de la reapertura de China, más rápida de lo previsto, se ha cobrado un alto precio en la actividad económica en los últimos meses, debido al aumento de las infecciones, la escasez temporal de mano de obra y las interrupciones de la cadena de suministro", señalaron los economistas de Goldman Sachs, que destacaron las contracciones anuales de la producción de productos siderúrgicos y cemento en diciembre.

La producción industrial creció un 1,3% en diciembre respecto al año anterior, ralentizándose desde el 2,2% de noviembre, mientras que las ventas al por menor, un indicador clave del consumo, se contrajeron un 1,8% el mes pasado tras la caída del 5,9% de noviembre.

Los datos oficiales mostraron que el desempleo disminuyó a pesar de que la actividad manufacturera y de servicios se vio afectada por el aumento de las infecciones por COVID. La tasa nacional de desempleo, basada en encuestas, bajó al 5,5% en diciembre desde el 5,7% de noviembre.

Los máximos dirigentes chinos se han comprometido a dar prioridad a la expansión del consumo para apoyar la demanda interna y la economía en general este año, en un momento en que los exportadores locales pasan apuros antes los temores de recesión mundial. También se espera que el banco central relaje su política monetaria este año.

Es probable que China aspire a un crecimiento económico de al menos el 5% en 2023 para mantener a raya el desempleo, según responsables reguladores.

VIENTOS EN CONTRA PARA EL SECTOR INMOBILIARIO Y LA POBLACIÓN

El sector inmobiliario chino fue uno de los principales lastres para el crecimiento. La inversión en el sector cayó un 10,0% interanual en 2022, el primer descenso desde que se iniciaron los registros en 1999, y las ventas de propiedades sufrieron el mayor desplome desde 1992, según mostraron los datos de la ONE, lo que sugiere que las medidas de apoyo del Gobierno estaban teniendo un impacto mínimo hasta el momento.

En las últimas semanas, las autoridades han puesto en marcha una serie de medidas dirigidas a los compradores de viviendas y a las promotoras inmobiliarias, con el fin de aliviar la prolongada escasez de liquidez que ha afectado a las promotoras y retrasado la finalización de muchos proyectos inmobiliarios.

Además de los retos a los que se enfrentan la economía y el Gobierno, la población de China descendió en 2022 por primera vez desde 1961, según los datos de la Oficina Nacional de Estadística, un cambio histórico que se espera que marque el inicio de un largo periodo de declive en el número de ciudadanos y que convierta a la India en la nación más poblada del mundo en 2023.

"La población tenderá probablemente a la baja a partir de ahora en los próximos años. Esto es muy importante, con implicaciones para el crecimiento potencial y la demanda interna", afirmó Zhiwei Zhang, economista jefe de Pinpoint Asset Management.

"De cara al futuro, la demografía será un viento en contra. El crecimiento económico tendrá que depender más del aumento de la productividad, impulsado por las medidas gubernamentales."

(Kevin Yao, Ellen Zhang, Joe Cash y Liangping Gao; Edición de Shri Navaratnam, editado en español por José Muñoz en la redacción de Gdansk)